NO, ESO NO ES PERIODISMO
Lo que se está haciendo hoy en el país no es periodismo bueno, aunque haya algunos periodistas excelentes y trabajos muy bien elaborados. Pero es que los periodistas, se nota más en los llamados ‘grandes’ se han aliado con los poderes políticos y económicos y más que defender la verdad están defendiendo intereses personales de sus amigos.
Y a los otros ni les va ni les viene su oficio.
¿Qué hace un periodista comiendo, bebiendo y bailando con sus fuentes, aceptando invitaciones y viajes de estas, incluso las oficiales. Se ha perdido la esencia. En parte, por la situación económica, que ha llevado a ser cautos al tocar gobiernos o empresas, pues “con la comida no se pelea”.
Pero también porque se ve normal que periodistas y sus jefes anden de mano cogida con gobernantes y dirigentes. Eso hace mella. Se nota en el enfoque de las notas (radiales, escritas, en cualquier otro medio) y en un hecho fundamental para el buen periodismo: no se contrapregunta a menos que sea al ‘contrario’.
Gumersindo Lafuente, subdirector del exitoso Diario.es, decía en entrevista reciente que “la misión es ser un contrapeso de los poderes, es ayudar a la sociedad”. Y por eso no aceptan injerencias de nadie en la línea editorial. El fallecido Ryszard Kapus
cinski también tenía explicaciones a lo que pasaba (pasa aún): “Los periodistas al estilo clásico son ahora una mino- ría. La mayoría no sabe ni escribir, en sentido profesional, claro. Este tipo de periodistas no tiene problemas éticos ni profesionales, ya no se hace preguntas. Antes, ser periodista era una manera de vivir, una profesión para toda la vida, una razón para vivir, una identidad. Ahora la mayoría de estos media workers cambian constantemente de trabajo; durante un tiempo hacen de periodistas, luego tra- bajan en otro oficio, luego en una emisora de radio… No se identifican con su profesión”.
El periodismo es servicio a la comunidad, al débil, no solo al sector más adinerado y poderoso. Es denuncia, es mostrar las formas de vida de todos y sus necesidades, del que ejerce el poder y del que lo padece. Y eso exige recorrer las calles, oficinas y pueblos, hablar con el encopetado y con el humilde.
Con los últimos acontecimientos y la forma como los han tratado muchos medios queda uno preocupado y casi convencido de que el periodismo actual está al servicio de unos pocos, no de las mayorías así no consuman medios.
Maullido: ¿Se desinfló la Antioquia piensa en grande?
Se ve normal que periodistas y jefes anden cogidos de la mano con los gobernantes.