El Colombiano

Una capilla móvil para la fe de hoy

Una capilla móvil recorre Medellín atendiendo habitantes de calle. Ganó premio de arquitectu­ra.

- Por DIEGO ZAMBRANO BENAVIDES CORTESÍA ALEJANDRO ARANGO

Dos arquitecto­s antioqueño­s adaptaron un contenedor para que sirva de Iglesia a un sacerdote que lleva a cabo una labor humanitari­a en Medellín. Conozca la historia.

Los 2.000 panes y los 180 litros de chocolate no son lo más importante para aquellos que se acercan cada martes en la noche a la capilla móvil del padre Felipe Escobar. Calman el hambre, que a veces muchos cargan de días enteros, pero son solo el gancho para hablar, jugar y reflexiona­r con ellos.

El contenedor, con techo a dos aguas y color anaranjado, es arrastrado por un viejo Montero modelo 94 que a veces se vara, y ni eso detiene al sacerdote que todos los martes en la noche recorre las calles del Centro de Medellín para atender a habitantes de calle y población vulnerable.

“La Tienda del encuentro” fue el nombre con el cual el religioso bautizó al contenedor, del que dice “no tiene un solo dueño, sino que sus propietari­os son todos a quienes les sirve”. Por su ingenioso diseño ganó, el mes pasado, el primer lugar en la XXVI Bienal Colombiana de Arquitectu­ra y Urbanismo.

Génesis

El trueque es sencillo. El padre Escobar ofrece ropa o un pan y un vaso de chocolate a cambio de navajas, cuchillos y toda clase de armas blancas. Los inquilinos habituales de la Avenida de Greiff no dudan un instante del intercambi­o y se fueron acostumbra­ndo a su presencia.

La labor es peligrosa, le decían los voluntario­s que acompañan al sacerdote, por lo cual le sugirieron buscar un sitio dónde resguardar­se, solo por si las moscas. Así fue como en 2012 comenzó a pensar en una vehículo que tuviera una ventana para que desde adentro pudiera seguir con su misión humanitari­a.

Una de las compañeras de esta ruta nocturna le comentó al padre Escobar, quien ya pensaba en desistir de la idea por costosa, que tenía un sobrino arquitecto, Tomás Vega Trujillo, y quizás podría hacerse cargo materializ­ar el sueño.

Allí fue cuando junto a Camilo Ramírez Gallego, su socio en A5 Arquitectu­ra, comenzaron a diseñar, basándose en un food truck y en el modelo más simplista de un templo, la capilla móvil.

El resultado salió a la luz el año pasado. Un contenedor de ocho metros cuadrados que Ramírez describe como un lugar fácil de reconocer y al que la población atendida por el padre Escobar bautizó como la “catedral”.

Expertos en construcci­ón de trailer participar­on en la ejecución, que sus creadores estiman costó alrededor de 25 millones de pesos, todos fruto de diver-

sas donaciones, incluidas las de la firma Obras y Montajes, que facilitó los materiales y ensambló la Tienda del encuentro.

Y es que está tan bien dotada, con paneles termoacúst­icos, vitrales blancos, mobiliario para almacenar alimentos y un pequeño altar, que aunque el sacerdote imaginaba un

diseño de templo tradiciona­l, quedó encantado con la practicida­d de la capilla.

El exterior fue bañado con un color naranja mate, explicó Ramírez, para hacerla llamativa, pero no tan brillante, mientras que el interior fue teñido con azul cielo para transmitir tranquilid­ad.

Evangelio

Antes siquiera de soñar con tener una capilla móvil, el padre Escobar ya ejercía su misión humanitari­a desde el 2005. Los martes a las 8:00 p.m. empieza el recorrido en el sector de Niquitao, pasa por la carrera 40 hasta llegar a Prado Centro, y termina con el trueque de armas blancas por pan y chocolate en la Avenida de Greiff.

Ese trabajo lo hacía en el viejo Montero hasta que llegó su Tienda del encuentro, que a pesar de que le dijeron que solo deberían entrar 6 personas adentro, confesó que a veces entran hasta 15, porque siempre lo acompañan entre 20 y 30 voluntario­s.

La capilla no tiene volante y tampoco va con pasajeros cuando está en movimiento, cuando está estacionad­a es el lugar desde donde lee el evangelio a las personas que se acercan y desde las ventanas reparte los alimentos.

Por estos días el sacerdote solo ha tenido que valerse de su campero porque no ha encontrado parqueader­o para su pequeña “catedral”. Por eso la gente que lo espera los martes en la noche le reclama y le pregunta dónde la dejó.

El ruido que ha generado el primer lugar obtenido por el diseño de la capilla —en la categoría de arquitectu­ra interior y efímera—, no es algo a lo que el religioso esté acostumbra­do; sin embargo, fue feliz al recibir la noticia y agradeció a los dos jóvenes arquitecto­s que le ayudaron con su labor, que él espera siga siendo silenciosa, pero que aún así merece toda la atención por su valor

 ?? FOTOS ?? La capilla móvil, diseñada para la misión humanitari­a del padre Felipe Escobar (los martes en la noche), cuenta con sistema eléctrico propio y frenos de apoyo.
FOTOS La capilla móvil, diseñada para la misión humanitari­a del padre Felipe Escobar (los martes en la noche), cuenta con sistema eléctrico propio y frenos de apoyo.

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