UNA DE LAS VOLUNTARIAS CUENTA SU EXPERIENCIA

Para Emilce Vásquez, que desde hace siete años es fiel escudera junto a su familia de la misión del padre Escobar, los martes en la noche son un estilo de vida. Sus hijos, cuenta, son los primeros que le recuerdan cuando llega el día de ir a acompañar al sacerdote en la capilla móvil. Lo más bonito, señala, es que conocieron a muchos de los habitantes de calle cuando eran niños y ya son adultos. A Emilce no le importa ir en taxi, a pie o carro particular, siguiendo al padre por las estaciones nocturnas en el Centro de Medellín. La labor social es tan importante para ella, incluso para su hija, quien está capacitándose para trabajar en la atención a población vulnerable.