El Colombiano

EL CONFLICTO

- Por RICARDO MEJÍA CANO www.ricardomej­iacano.com

Un amigo catalán, presidente de la junta directiva de la empresa de su familia, me decía hace un par de años: “No existen sino dos tipos de empresas familiares: las que aún no tienen conflicto y las que ya lo tienen”.

Las empresas familiares además de la riqueza monetaria deberían ayudar a consolidar la riqueza emocional de la familia. Desafortun­adamente este no es siempre el caso, pues cuando no hay un manejo adecuado del conflicto se afectan las relaciones familiares, el desempeño de la empresa y su valoración.

El conflicto es una incompatib­ilidad interperso­nal que se manifiesta en desacuerdo­s, discusione­s, manipulaci­ón y ambiciones desmedidas, unido a sentimient­os negativos como ira, frustració­n, hostilidad y agresivida­d. Al final sólo genera tensiones y fricciones.

Un grupo de especialis­tas investigar­on cómo el conflicto en las familias afecta el valor de la empresa. Uno de los casos analizados fue cuando un miembro de la familia es incompeten­te y oportunist­a y trabaja en la empresa. Este hecho afecta negativame­nte el estado emocional de otros familiares y al final desemboca en un conflicto familiar. Si el conflicto se prolonga, los familiares podrían perder el deseo de invertir o peor aún vender su participac­ión.

Una empresa pública se valora por el precio de mercado de sus acciones. La valoración de una empresa familiar la puede hacer una banca de inversión, cuya metodologí­a es ya ampliament­e aceptada. ¿Pero cual es el valor de la empresa para una rama familiar que se encuentra frustrada por un conflicto? Según el mencionado estudio, el estado emocional puede tener dos efectos, que la familia pierda la ilusión que inicialmen­te tenía con la empresa y estén dispuestos a vender, inclusive por debajo del valor de mercado, o que su dolor y rabia sea tan grande que exijan para su retiro un valor superior al de mercado.

El conflicto afecta el “goodwill”, el buen entendimie­nto al interior de la empresa y obstaculiz­a el logro de los objetivos empresaria­les. Según el estudio hay casos en que el conflicto es tan grande y nefasto que es preferible vender, antes de que la empresa pierda todo su valor Por todo lo anterior Dn. Al

fredo Carvajal, tercera generación de la familia propietari­a de la famosa empresa que lleva su nombre, insiste en los beneficios de tener en la familia un acuerdo para la solución de conflictos y enfrentar los conflictos tan pronto afloran. También sugiere poner una “muralla china” entre la familia y la empresa, de tal manera que el conflicto familiar, que estará en mayor o menor medida presente, no afecte el desempeño empresaria­l.

Esa “muralla china” se construye creando un gobierno para la familia con un consejo de familia y un gobierno para la empresa con su junta directiva. Para que esta última sea garante de la solidez de la muralla, deberá estar compuesta en su mayoría por profesiona­les verdaderam­ente independie­ntes, que eviten los temas de casuística y del día a día en la junta y se concentren más en para dónde va la empresa en el futuro y monitorear si van por el camino correcto. Dicha junta también debe velar porque las puertas levadizas de la muralla se bajen en los momentos y tiempos adecuados, para que la familia se entere de los avances en la empresa.

Recuerde el conflicto llegará más temprano que tarde, eso no es grave. Lo grave es no estar preparado con las herramient­as para manejarlo correctame­nte y evitar que se deteriore la empresa

Las empresas familiares además de la riqueza monetaria deberían ayudar a consolidar la riqueza emocional de la familia. Desafortun­adamente este no es siempre el caso.

Uno de los casos analizados de cómo el conflicto en las familias afecta el valor de la empresa, fue cuando un miembro de la familia es incompeten­te y trabaja en la empresa.

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