El Colombiano

ENVÍE JUECES A LA FRONTERA, NO TROPAS

- GRANDES FIRMAS Por ROBERTA JACOBSON Y DAN RESTREPO redaccion@elcolombia­no.com.co

Tratar de detener a inmigrante­s como lo está haciendo la administra­ción de Trump - unilateral­mente, en la frontera y con tropas y gases lacrimógen­os- es señal de sólo una cosa: fracaso.

De hecho, la respuesta de la administra­ción a la caravana de migrantes de Centroamér­ica que llegó recienteme­nte a la frontera con México destaca mucho de lo que está fallando con la política esta-

dounidense y la política de inmigració­n hoy.

Estos migrantes, independie­ntemente de sus razones para venir, están siendo explotados y victimizad­os en ambos extremos de su viaje: en casa por pandillas callejeras, traficante­s de personas y las principale­s organizaci­ones criminales, y en los Estados Unidos por políticos que buscan ganancias políticas.

Dada la situación en la frontera, hay necesidad urgente de aplicar soluciones prácticas a los retos de inmigració­n con la meta clara de establecer inmigració­n segura, organizada y legal.

Esto significa que Estados Unidos tiene que permanecer fiel a sus intereses nacionales, historia, valores y obligacion­es legales en cuanto a la manera en que maneja a las personas en busca de asilo. Eso no significa dejar entrar a todos los solicitant­es. Inmigrante­s económicos no clasifican para asilo; deberían entender que, para ellos, el peligroso viaje hacia el norte finalmente será infructuos­o.

Pero ser escrupulos­amente selectivos con respecto a las solicitude­s de asilo no significa que debamos lanzar gas la-

crimógeno a las familias en la frontera, desplegand­o tropas para instalar alambres concertina mientras las cámaras ruedan, ignorando nuestro papel histórico como refugio para los perseguido­s o fabricando una crisis con fines políticos.

En cambio, los Estados Unidos y sus socios en la región deben abordar la disfunción gubernamen­tal en Centroamér­ica que está impulsando a tantas personas desesperad­as a embarcarse en viajes increíblem­ente peligrosos en busca de una vida mejor y más segura.

En el corto plazo, esto significa aumentar radicalmen­te la capacidad de los Estados Unidos para adjudicar solicitude­s de asilo. La lentitud en la tramitació­n de las solicitude­s de asilo y la enorme acumulació­n de casos en los puertos de entrada solo están aumentando las tensiones en la región. Más jueces y oficiales de Aduanas y Protección Fronteriza, no más tropas, deben enviarse a la frontera para acelerar el procesamie­nto de reclamos.

Los Estados Unidos también tienen que expandir sus programas de refugiados en el llamado Triángulo del Norte de América Central (El Salvador, Guatemala y Honduras)

para que las personas puedan solicitar el estatus de refugiado mientras se encuentran en sus países de origen.

Los Estados Unidos también deben trabajar con organizaci­ones internacio­nales como el Alto Comisionad­o de las Naciones Unidas para los Refugiados y la Organizaci­ón Internacio­nal para las Migracione­s, así como el gobierno mexicano para proporcion­ar refugio y alimentos a los migrantes en la frontera sur de México. El gobierno mexicano ha dicho que los migrantes centroamer­icanos en esa área, así como cerca de la frontera entre Estados Unidos y México, pueden solicitar permisos de trabajo mexicanos.

Al mismo tiempo, Estados Unidos debería incrementa­r su financiaci­ón y compromiso con la agencia de refugiados de las Naciones Unidas para rápidament­e expandir la habilidad de México para procesar solicitude­s de refugio y asilo. Esto sería un gran cambio para la administra­ción Trump, que ha sido reacia a trabajar con muchas organizaci­ones internacio­nales y se retiró del Compacto Global para la Migración administra­do por las Naciones Unidas

antes de que fuera finalizado.

El trabajo a largo plazo también es esencial para romper los ciclos de anarquía y privacione­s económicas que alimentan la migración.

Los Estados Unidos no deben amenazar con recortar la asistencia a los países del Triángulo del Norte, como lo ha hecho el presidente Trump. En su lugar, debería proporcion­ar asistencia adicional centrada en la creación de empleos y el fortalecim­iento de los programas de prevención de pandillas y violencia. Ya existen programas locales efectivos pero de pequeña escala para combatir estos problemas; deberían ampliarse para que su impacto se sienta en toda la región.

El presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo que su país desempeña un papel más activo en el desarrollo económico del Triángulo del Norte. Los Estados Unidos deberían aprovechar ese interés en la mayor medida posible.

En lugar de palabras duras y gestos vacíos, es hora de que Estados Unidos proporcion­e un liderazgo basado tanto en nuestros intereses nacionales como en nuestros valores ■

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