CABEZAZOS CONTRA EL PISO
En la polémica obra de Fer
nando Vallejo, aparece en más de uno de sus libros una imagen sumamente interesante: la de un niño iracundo que, en medio del desespero, no encuentra una manera distinta de desahogar su rabia que darse cabezazos contra el piso. “¡ Tan! ¡ Tan! ¡ Tan! Contra las duras frías baldosas”.
En una entrevista, Vallejo admite que para la creación de este personaje se inspiró no solamente en él mismo, que solía darse golpes contra el piso cuando era niño, sino además en un sobrino suyo, que hacía exactamente la misma cosa, lo cual lo llevó a razonar que existiera la posibilidad de que fuera algo que “estuviera en los genes de la raza antioqueña”.
Esa imagen de un niño descargando su furia lastimándose a sí mismo la he vuelto a recordar en las últimas semanas.
Ante los nuevos hechos con el fiscal y Odebrecht, las controversias de la Ley de Financiamiento o, ya un poco más lejano, lo ocurrido en Hidroituango, la reacción de ciertos sectores de la opinión ha sido demonizar absolutamente todas las personas e instituciones que rodean estos eventos, en una actitud fatalista que sería muy típica del propio Vallejo.
El país lleva varios años progresando lenta pero continuamente, pero como esto no es atractivo ni política ni mediáticamente, muchas personas buscan vender la posición extrema de que todo va mal, que no hay solución distinta a derrumbar todo lo que en este momento está construido, asumiendo que toda la institucionalidad está podrida.
Sin ninguna duda se debe indagar a fondo todas las irregularidades que se presentan en el país, por inacabable que a veces parezca la lista. Una actitud crítica es esencial y saludable para hallar y corregir los problemas que a veces parecen agobiarnos y, justificadamente, enfurecernos.
Pero el pesimismo extremo en el que nos estamos sumiendo no es la respuesta a los problemas. Por el contrario, puede llevarnos a tomar decisiones impulsivas que a la larga podrían traer aún más daño.
Aunque existe el impulso, debemos evitar darnos cabezazos contra el piso en un intento desesperado por desahogarnos, por más que haya quienes quieran convencernos de que esta sería la mejor solución. Las respuestas nunca son tan fáciles. * Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.