Hasta que se hundió
iniciativas claves para modificar la justicia y todas se cayeron en el Senado.
A partir de ahí iniciaron los desencuentros entre el ejecutivo y el legislativo. Algunos congresistas cuestionaron el liderazgo de la ministra Borrero e incluso la falta de tacto para coordinar las bancadas y lograr así que la reforma avanzara con su articulado.
Tambaleando, la iniciativa llegó a la Cámara de Represen- tantes hace un par de semanas y allí los choques entre la ministra, principalmente con el representante Chacón se agudizaron. La ministra culpó al congresista de engavetar la reforma y él la culpó a ella por no acudir a una comisión accidental; un presagio de lo inminente, el hundimiento definitivo de la reforma.
Adicionalmente, las altas cortes y los magistrados nunca se mostraron a favor.
Ni el Gobierno ni su partido de bancada lograron salvar la iniciativa. El presidente Duque y su equipo deberán presentarla de nuevo, sabiendo que sería para la próxima legislatura y nuevamente pasar por el largo debate en el Congreso, quizás con relaciones más armonizadas y sólidas.