El Colombiano

EDITORIAL

El aumento del salario mínimo por encima de la inflación podría ser fatal en un país con una elevada informalid­ad laboral como el nuestro.

- ESTEBAN PARÍS

“El aumento del salario mínimo por encima de la inflación podría ser fatal en un país con una elevada informalid­ad laboral como el nuestro”.

Como en todos los años por esta época, se comenzó a reunir formalment­e la Comisión de Concertaci­ón con el propósito de determinar el aumento del salario mínimo que regirá para Colombia en el año 2019. El debate es muy importante, tal vez uno de los más significat­ivos que se realizan cada año y que, de forma desafortun­ada, termina siendo uno de los menos profundos y eficaces. En la mayoría de las veces el aumento del mínimo debe hacerse por decreto, ante la imposibili­dad de lograr un consenso entre las partes, con propuestas de aumento que no logran acercarse.

No sobra recordar la importanci­a que tiene esta variable como una señal fundamenta­l para los mercados. En el laboral debería ser un instrument­o de política trascenden­tal, una asignación que no cumple porque está aislada, no interactúa con las considerac­iones laborales generales que apuntan a mejorar las condicione­s de los trabajador­es colombiano­s. De otro lado, es un ingreso que percibe una parte importante de la fuerza laboral, por esa razón, por su importanci­a para reducir la inequidad en los ingresos, es crucial definir adecuadame­nte su senda de creci- miento. En efecto, la remuneraci­ón mínima, hoy en 781.242 pesos, se estima, la reciben un millón ochociento­s mil trabajador­es formales y puede haber un número de alrededor de diez millones de personas que ganan menos de ese valor en el mercado informal.

Hay otros factores que deben sopesarse en la discusión. Un aumento exagerado del mínimo tiene efectos so- bre los costos de las empresas y también consecuenc­ias sobre un buen número de precios administra­dos que están atados a este ajuste. Todo esto con impactos sobre la inflación. Así, un aumento desproporc­ionado del salario mínimo vuelve demasiado onerosa la contrataci­ón formal de trabajador­es por parte de las empresas.

También hay que conside- rar que en esta ocasión hay algunos elementos inéditos en el debate. El primero de ellos es el trámite de un proyecto de ley que plantea una prima adicional para los trabajador­es, equivalent­e a medio sueldo anual. Esto conlleva una presión adicional sobre los costos de los empresario­s, que vendría a sumarse al aumento del salario mínimo. El gobierno, por su parte, va a hacer también una propuesta inicial sobre el aumento, segurament­e generosa, según las declaracio­nes iniciales de la ministra de Trabajo, una señal que posiblemen­te va a acortar la discusión y determinar el rumbo que pueda tener la decisión final.

Lo esencial para tener en cuenta es que el aumento del salario mínimo no debe superar largamente la meta de inflación esperada de la autoridad monetaria (entre 2-4 %). El cálculo debe tener en cuenta la productivi­dad laboral para evitar las presiones de costos, con consecuenc­ias inciertas sobre la inflación. Las pretension­es de un aumento del 10 % o más del salario mínimo por parte de los sindicatos no generarían sino efectos indeseable­s. El aumento de la inflación terminaría costando caro a los trabajador­es que en un principio percibiría­n un aumento en su ingreso, pero más adelante verían cómo este desaparece­ría, anulado por la inflación. Además, el aumento del salario mínimo por encima de la inflación podría ser fatal en un país con una elevada informalid­ad laboral como el nuestro. Con un mínimo excesivame­nte alto se encarece la formalizac­ión del empleo y solo se empeoran las cosas

 ?? ILUSTRACIÓ­N ??
ILUSTRACIÓ­N

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia