El Colombiano

El calvario de la reforma a la justicia en el Congreso

Una propuesta que nació enferma y sin mayorías parlamenta­rias. Así fue el primer fracaso del Gobierno en el Congreso con un final predecible.

- Por JUAN CAMILO MONTOYA E.

Empezó mal y terminó mal, con polémica y enfrentami­entos entre el presidente de la Cámara, del Partido Liberal, Alejandro Chacón y a ministra de Justicia, Gloria María Borrero.

Chacón también tuvo un rifirrafe con el representa­nte del Centro Democrátic­o y ponente, Samuel Hoyos, a quién pretendía responsabi­lizar de no radicar la ponencia ayer miércoles en la mañana. El congresist­a uribista dijo que Chacón había puesto otra plenaria a la misma hora y luego notificó otro cambio, pero a medianoche. Este episodio fue el moño final de la reforma. (Ver cara a cara).

Este proyecto era la gran apuesta del Gobierno para transforma­r la rama judicial. Descongest­ionar procesos, reglamenta­r la tutela y aumentar presupuest­o de la rama, eran algunas de sus propuestas, todas hundidas y que, por ahora, deberán esperar como mínimo, hasta mediados de 2019, cuando empiece la otra legislatur­a.

Los prejuicios y el pesimismo comenzaron cuando el presidente Iván Duque delegó a Borrero como ministra. Reconocida por su experticia en el ámbito judicial, a través de la organizaci­ón Excelencia para la Justicia, y por conocer

a fondo la rama, tenía como misión principal lograr que la reforma fuera aprobada, pero no lo logró.

¿Qué le faltó? Para analistas y para algunos congresist­as: falta de tacto, de liderazgo y de coordinaci­ón.

Para el constituci­onalista Héctor Riveros, el Gobierno careció de claridad. “El presidente da prioridade­s y los ministros ejecutan, pero aquí no está muy claro. Solo la ley de financiami­ento tiene un nivel de compromiso claro. El presidente no cambió la mermela-

da por nada, debía cambiar por liderazgo y avanzar de otra manera”, dijo Riveros.

Lo esencial ya no estaba

En lugar de gran reforma a la justicia, a la Cámara de Representa­ntes llegó un documento con lánguidas propuestas que no generarían la transforma­ción que la rama requiere.

En dos debates el Senado suprimió la eliminació­n de las contralorí­as regionales por la corrupción que representa­n, el Tribunal de Aforados y, la apuesta más grande, la eliminació­n del Consejo Superior de la Judicatura. En total 17 artículos quedaron por fuera, 14 de ellos, propuestos por el Gobierno.

Un Congreso apático

El hundimient­o de la reforma a la justicia es reflejo de la distante relación entre el ejecutivo y el legislativ­o. El presidente Duque ha sido criticado por escoger ministros más técnicos que políticos, y a su vez por falta de ingenio para reemplazar las cuotas burocrátic­as –comunes en la clase política tradiciona­l– por otros métodos de negociació­n.

Incluso, la vehemencia del Centro Democrátic­o para defender la reforma también ha estado en entredicho, ni siquiera el expresiden­te Álvaro Uribe hizo algún intento público y en su lugar enfiló baterías en la reforma tributaria.

El representa­nte Hoyos, ponente de la reforma, indicó que “era necesaria para el país. Sugerimos cambios y buscamos consensos, pero es imposible tramitar estas reformas en un cuerpo colegiado como el Congreso”.

Otro capítulo merecedor de análisis es el papel que jugó el Partido Liberal, declarado en independen­cia.

Con los tiempos ajustados, el congresist­a Alejandro Chacón, inició un cruce acalorado

de declaracio­nes con la ministra Borrero, quien a su vez culpó al parlamenta­rio de engavetar la reforma.

Para Chacón la reforma era un desastre y la culpable de su trámite era la ministra de Justicia por “ineptitud y falta de conocimien­to”.

La discusión llegó al punto que hizo perder las esperanzas al presidente Duque, cuando afirmó que si la reforma perdía su esencia o coherencia, sería el primero en pedir que no siguiera su trámite.

Pero más allá de la fuerte resistenci­a de Chacón en la Cámara, se ventila en los mentideros políticos que detrás de la postura liberal de frenar la reforma está el expresiden­te César Gaviria. Esto, por no contar con cuotas burocrátic­as en el Gobierno y perder un par de ministerio­s que tenían en el gobierno Santos.

Para Andrés Felipe Bernal, docente de derecho constituci­onal de la Universida­d La Gran Colombia, “los liberales tienen la claridad de que tienen mayorías y el Gobierno no. La distancia entre el presidente de la Cámara y la ministra se fue haciendo cada vez más notoria a medida que el primero demoraba el trámite y la segunda se negaba a ceder a las pretension­es burocrátic­as del Partido liberal”.

Regresará en 2019

La ministra Borrero, quien había puesto a disposició­n del presidente Duque su cargo si la reforma no pasaba en esta ocasión, confirmó que reforzará la pedagogía y que el próximo año la propuesta entrará de nuevo al Congreso.

Colombia está en mora de transforma­r su sistema judicial, más de diez reformas a la justicia han fracasado y si las relaciones entre Gobierno y Congreso no mejoran, los resultados podrían ser iguales

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia