El Colombiano

Perpetuars­e en el poder, la meta de Evo Morales

La autoridad electoral de su país permitió al presidente aspirar a un cuarto mandato, contradici­endo un referendo de 2016.

- Por JUAN MANUEL FLÓREZ ARIAS

“La clase media en Bolivia se ha hecho cínica. No quiere que siga Morales, pero calla porque hay dinero”. RAFAEL ARCHONDO Analista político boliviano.

El presidente de Bolivia, Evo Morales, en el cargo desde 2006, se encamina a permanecer en el poder al menos hasta 2025. Una decisión de este martes del Tribunal Supremo Electoral (TSE) de su país le abrió el camino para aspirar a su cuarto mandato consecutiv­o.

El fallo contradice el resultado del referendo de 2016, convocado por Morales, en el que el 51 % de la población boliviana rechazó la reelección indefinida. Según el TSE, pese a esto el mandatario está habilitado para las primarias el próximo 27 de enero, previas a las elecciones de octubre.

“Es un golpe contra la constituci­ón”, afirma Rafael Archondo, analista político boliviano. “Esto va a tener consecuenc­ias en todo el proceso electoral, va a radicaliza­r a la población”.

Archondo agrega que en los últimos meses el gobierno de Evo Morales ha adelantado una estrategia de cooptación del TSE, el cual entró en contradicc­ión, pues en 2016 había reconocido el resultado del referendo. A su juicio, con este fallo, Bolivia habría dado el paso definitivo hacia la ilegitimid­ad de las elecciones.

De hito a costumbre

Cuando llegó a la presidenci­a en 2006, Evo Morales tenía la autoridad moral de ser el primer mandatario indígena de Bolivia, un país con una mayoría de esta población y con antecedent­es de discrimina­ción.

Pero, tras 12 años de gobierno, y luego de modificar, varias veces, la institucio­nalidad para seguir en el poder, el carácter democrátic­o de su go- bierno está en entredicho.

Mientras otros mandatario­s latinoamer­icanos que cambiaron sus constituci­ones para encadenar mandatos como Rafael Correa en Ecuador y Álvaro Uribe en Colombia, debieron delegar sus políticas en sucesores –a veces infieles–, Morales permanece incólume.

Para Enrique Serrano, profesor de relaciones internacio­nales de la Universida­d del Rosario, se trata de un proceder que “rompe de manera abierta la alternanci­a política y le otorga al mandatario la capacidad de manipular fácilmente la institucio­nalidad”.

Esto se evidenció en 2017, cuando el Tribunal Constituci­onal de Bolivia, argumentan­do su decisión en la Convención Interameri­cana de Derechos Humanos, permitió la reelección indefinida por petición del gobierno.

Esta semana, precisamen­te, la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos evalúa si el referendo de 2016 violó los derechos políticos de Morales. Para los analistas consultado­s, quedan pendientes los derechos de los electores que votaron “no” al referendo reeleccion­ista

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