Más protección a grandes felinos en Oriente
A través del programa Huella Viva se adelantan 5 proyectos en esa región y el Magdalena Medio antioqueño.
Hasta hace unos meses, María Henao, habitante en la vereda San Antonio, en las altas montañas del municipio de San Luis (Oriente), les tenía tanto pánico a los felinos, que ella y su esposo estuvieron a punto de irse de su territorio, pues además de temer por sus vidas, estos animales eran una verdadera amenaza para sus reses y sus caballos. No había sosiego.
“Hubo un momento en el que no podíamos dormir, los animales tampoco, eran toda la noche relinche que relinche y el tigre detrás de ellos, nos íbamos a desplazar”, narra María, quien al final terminó quedándose en su finca, donde hoy vive feliz, sin miedo a los felinos y en total armonía y convivencia con ellos.
Pero esto fue posible gracias a que hasta su predio llegó el programa Huella Viva, de la Fundación Grupo Argos, que promueve la conservación de la naturaleza en las cuencas Samaná Norte, Cocorná y Nare, en el Oriente lejano y el Magdalena Medio antioqueños.
El proyecto, que surgió hace un año en una alianza público privada entre la fundación, Celsia, Cementos Argos, Cornare y la fundación Amazonas, con el Instituto Humboldt como apoyo técnico, trabaja tres temas clave: la protección del recurso hídrico, la biodiversidad del territorio y el conflicto de los felinos, especialmente el del jaguar y el puma con los humanos.
Según María Camila Villegas, directora de la Fundación Grupo Argos, esta es una zona de altísima diversidad, con muchas especies endémicas (exclusivas del territorio), “pero de muy alto conflicto entre los felinos, los campesinos y los hacendados, porque ellos les matan el ganado y se meten a sus predios”, explica.
A través de técnicas de ahuyentamiento como emisión de luz con simulación de movimientos, cercas eléctricas y la implantación de modelos de producción para restauración de áreas degradadas, Huella Viva logró no solo que María se quedara en su tierra, sino también que hoy sea una aliada en la protección del agua, la naturaleza y los felinos.
“Ahora entiendo que los pumas y los jaguares son parte de estos montes, que antes acaban con las guaguas y conejos de monte, que se comen la yuca, el plátano y nuestros productos”, sostiene María.
Zonas específicas
Pero no es tarea fácil abocar la protección y restauración de un territorio conformado por 32.000 hectáreas, en el que hay desde zonas de alta montaña hasta extensos valles productores de ganado.
El foco de Huella Viva es, ante todo, la protección de los felinos, porque garantizándoles la vida a ellos se asegura la protección de todo el ecosistema en el que habitan.
Wilson Ramírez, coordina- dor del programa de Gestión Territorial del Instituto Humboldt, indica que este proyecto es pionero en la unión de entidades privadas y públicas para un fin específico, el cual consiste en estimular la investigación y establecer como prioridad la protección de un territorio con un objetivo común.
“Con Huella Viva tenemos un territorio mejor planificado y organizado, lo que posibilita realizar un ejercicio de planificación espacial en cuencas estratégicas, lo que ayuda a tomar decisiones