El Colombiano

El Andén Pacífico encendió la luz por un territorio en paz

- Por JAVIER ALEXANDER MACÍAS MONSEÑOR JUAN CARLOS BARRETO

En Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Putumayo, las comunidade­s pidieron a los ilegales sacarlos de la guerra.

Cansados de una guerra que se incrementó tras la salida de las Farc, que ha confinado a más de 12 comunidade­s étnicas según la Organizaci­ón Indígena, ha dejado más de 7.800 desplazado­s como lo registró la Defensoría en el 2018, y ha causado la muerte a 151 líderes sociales, los habitantes del Andén Pacífico y el Putumayo decidieron realizar una velatón para decirle “no más” al conflicto.

Comunidade­s indígenas y negras, Ong, territorio­s colectivos y representa­ntes de la Iglesia Católica de los departamen­tos del Cauca, Valle del Cauca, Chocó, Nariño y Putumayo, elevaron ayer su voz de protesta por el abandono estatal de estos territorio­s y por las afectacion­es que a diario producen los grupos ilegales.

Monseñor Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó, Chocó, expresó a EL COLOMBIANO que el año pasado con la dejación de armas de las Farc, esta región tuvo una Navidad muy tranquila, pero hoy, con la llegada de otros grupos irregulare­s, la intranquil­idad se ha posesionad­o de las comunidade­s rurales y urbanas.

“Esto fue una expresión de la sociedad civil en una de las regiones que más ha vivido las afectacion­es del conflicto. Esta situación se ha vuelto muy difícil para la gente y se necesita una solución integral que desafortun­adamente no se ve cercana”, expresó monseñor.

Según el alto prelado, entre las otras peticiones de la velatón fue que el Estado llegue con inversión social a estos territorio­s que no tienen escuelas, vías, salud, energía y agua, necesidade­s básicas para la ciudadanía.

“Es necesaria una atención integral porque hay fenómenos de violencia urbana muy fuerte. Por ejemplo en los últi- mil 808 afectados por el conflicto en Chocó registra la Unidad de Víctimas.

mos seis años en Quibdó se presentaro­n 100 homicidios anuales y en lo que va de este año, van 200. Hay mucha violencia en las zonas rurales y violencias en las zonas urbanas, insegurida­d, homicidios y extorsión”, expresó Barreto.

Un llamado a la paz

El líder de las comunidade­s indígenas Yuber Andrade Casamá, llegó hasta Quibdó para el también encender una vela por la esperanza de un país pacífico y como un llamado a que los actores del conflicto armado dejen a la población civil por fuera de las hostilidad­es y acciones violentas.

“Solicitamo­s al gobierno nacional y a los grupos armados al margen de la ley que no nos hagan sufrir más. El llamado es que se sienten a dialogar y que el Gobierno y los grupos armados respeten a la sociedad civil. Estamos cansados de que nuestros niños sigan reclutados y la guerra que no nos pertenece no salga de nuestra tierra”, dijo Andrade.

Y este llamado no es solo de las comunidade­s. El Defensor del Pueblo, Carlos Alfonso Negret, expresó a EL COLOMBIANO que esas denuncias son las recibe en su mayoría cuando recorre estos departamen­tos afectados por las acciones violentas.

“Hay una guerra entre estos grupos por el territorio y en la misma comunidad reclutan y confinan. Esto se ha convertido en un problema gravísimo porque los niños no pueden ir a estudiar, la gente no puede ir a trabajar, y eso se da porque no hay oportunida­des y la única economía que domina estas zonas es la hoja de coca y la minería ilegal”, explicó Negret.

Al encenderse las velas ayer, los habitantes de Chocó, Nariño, Putumayo, Cauca y Valle del Cauca pidieron atención, y como lo expresó Yuber, son un pueblo que con luces y voluntad quieren tener una “Navidad en paz y la guerra nunca más”

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FOTO En Quibdó, Chocó, los habitantes se reunieron frente a la Catedral para rechazar la violencia que no los deja tener tranquilid­ad en los barrios donde habitan.

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