EDITORIAL
Pese a los acuerdos internacionales, cada vez se emiten más gases de invernadero y la temperatura del planeta sube. Diversos informes sugieren que hay que actuar con mayor decisión y rapidez.
“Pese a los acuerdos internacionales, cada vez se emiten más gases de invernadero y la temperatura del planeta sube. Diversos informes sugieren que hay que actuar con mayor decisión y rapidez”.
La Conferencia de las Partes número 24 de la Conferencia Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se cumple en Katowice ( Polonia) hasta el próximo 14, tiene más relevancia que nunca.
Si bien fue en la conferencia de París en 2015 que los países acordaron limitar sus emisiones de gases para que la temperatura del planeta se estabilice entre 1,5° y 2° Celsius sobre la que existía al activarse la era industrial, en esta se fijarán las reglas para que se cumplan las promesas.
La cita de Polonia tiene mucha relevancia porque los últimos informes sobre las emisiones de gases de invernadero y el calentamiento del planeta no son buenas.
Por segundo año consecutivo, en 2018 las emisiones de dióxido de Carbono (CO2) subirán. La organización Global Carbono Budget, que reúne a más de 100 científicos de 50 instituciones académicas estima que aumentarán al menos 2,7 %. El año pasado subieron 1,6 % luego de cinco años de estabilidad.
El creciente uso de petróleo y gas, y el aumento del consumo de carbón en algunos países responden por esta tendencia. La Organización Meteoro- lógica Mundial reveló el mes pasado que la concentración de CO2 en la atmósfera sube año a año. En 2017 llegó a 403,3 partes por millón, un nivel que no se tenía desde hacía al menos 3 a 5 millones de años.
La OMM recordó que la tendencia al calentamiento ha continuado este año, estimándose que será el cuarto más caliente de los registros.
Los 20 años más calientes desde 1880 se presentaron en los pasados 22, siendo los últimos cuatro los de mayor temperatura.
En octubre, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, órgano científico asesor de Naciones Unidas, emitió otro reporte en el cual concluyó que quedan unos 12 años para reducir las emisiones y lograr que el calentamiento no pase de 2° C, un lí- mite que de todas maneras traerá consecuencias, como se sufren hoy en todo el globo con solo 1° C que ha aumentado desde los años 1800.
Para cumplir las metas de París, las emisiones de las plantas generadoras de energía, de las fábricas, autos y camiones, como las provenientes de la deforestación se deben reducir a cero.
En 2015 se estableció que a 2020 se evaluarían los compromisos de cada país y a partir de ese momento las emisiones deberían comenzar a ceder indeclinablemente.
Pero un estudio del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente considera que las promesas nacionales deben triplicarse si se quiere frenar el calentamiento.
Lo que se tiene hoy es contrario a los compromisos.
Tantos reportes, todos serios y de diferentes fuentes, son un llamado a la acción urgente, al compromiso de gobiernos, empresas y ciudadanos porque el tiempo se agota.
No es la Tierra, como se sugiere, la que tendrá problemas. Es la vida que alberga, encabezada por los humanos. Y muy seguramente no habrá una extinción de la especie, no en los próximos siglos, pero cada década las condiciones de vida serán más difíciles para todos que la anterior.
Ojalá en Katowice prime la racionalidad y sea el giro que permita enderezar el rumbo del desarrollo de nuestra civilización para que podamos vivir en un planeta floreciente que provea recursos para todos sus habitantes.
Y en este cambio de dirección todos tenemos que aportar. No hay otra salida