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homicidios se registraron en la ciudad entre 1983 y 1994, según la Alcaldía de Medellín.
naco. Al final de cuentas, en el edificio demolido también habrá una historia. Ocultar memorias es absurdo porque algunas tienen un poder tan grande que, al intentar esconderlas, lo que se termina haciendo es evocarlas”.
Guillermo Arismendy, exasesor del Parlamento Latinoamericano de Derechos Humanos, calificó de “reprochable” la demolición del edificio Mónaco y añadió que la estrategia de los afiches se queda corta como ejercicio pedagógico: “Un lugar como el Mónaco es una cicatriz que recuerda las heridas de una guerra. No solo no debe desaparecer, sino que debe ser conocido por las nuevas generaciones para que sepan el ho-