“Alegría, placer y aprendizaje”
Dice Francisco Mosquera, campeón mundial, al hablar de Departamentales. Actuó en cuatro.
Cuando se le pregunta a Róger Berrío, presidente de la Liga de Pesas de Antioquia, qué deportistas insignias de esta disciplina en Colombia han pasado por los Juegos Departamentales, de inmediato responde “todos”.
“Carlos Berna, Nísida Palomeque, Lina Rivas, Jhor Moreno, Jackelina Heredia, Karol Blanco, Luis Higuita... uy, hermano, la lista es larga”.
Y en esta no puede faltar Francisco Mosquera, quien a sus 26 años es una de las grandes figuras de la halterofilia. En 2017 fue campeón mundial en Anaheim, EE. UU., y este año en Ashgabat, Turkmenistán, luego de los cambios de pesos en las divisiones de esta especialidad, fue bronce.
Desde Ecuador, donde está de vacaciones, Pacho, como se le conoce, expresa su especial cariño por los Juegos, pues fue en los que comprendió, desde los 14 años, que las travesuras había que dejarlas a un lado y que la disciplina era determinante para lograr las metas propuestas.
“En los Departamentales viví varias de mis mejores experiencias, de esas que jamás se vuelven a presentar pues se comparte con compañeros que no se vuelven a ver. Allí es donde se conocen a los grandes atletas de Antioquia, donde uno empieza a madurar como deportista, a tener respeto por los demás, así como adquirir responsabilidad”, cuenta Pacho sin pausa, como si fuera una cajita musical desglosando recuerdos.
“Es que cómo olvidar mi paso por allí. Competí hasta los 18 años. Visité Titiribí, Santa Rosa de Osos, Arboletes, Urrao, Marinilla, en esas poblaciones sí que hice travesuras”, rememora, mientras ríe, Mosquera, a quien los “cocotazos” que le dieron sus superiores, o mejor, los llamados de atención que recibió, le sirvieron para no desviarse del camino y así seguir firme.
“En las noches no dejábamos dormir a los compañeros, les escondíamos las cobijas y colchonetas. También nos comíamos los alimentos de los demás y luego repetíamos porque decíamos que aún no nos daban el ficho. Pero al final los profesores se daban cuenta. Uno dice cocotazos, pero lo que siempre funcionó con ellos fue el diálogo. Éramos muy jóvenes y los entre- nadores, entre ellos Giovanni Moreno Lara y Jofre López, con destreza, nos supieron guiar”, narra Francisco, quien se despidió de los Juegos triunfando en los 56 kilogramos.
“Empecé desde los 44. Mi rival más fuerte, y que me ganó dos veces fue Nilson Góez, de Carepa -ya se retiró-. Los Juegos son alegría, placer, aprendizaje”, asegura Mosquera, hoy referente nacional