El Colombiano

May sigue en el poder para su primera y última lucha: el Brexit

La dirigente aceptó no presentars­e para las elecciones de 2022. Cierra su carrera política.

- Por JUAN MANUEL FLÓREZ ARIAS

Theresa May llegó en 2016 al cargo de primera ministra británica con una promesa: hacer realidad el Brexit ( la salida del Reino Unido de la Unión Europea), y se mantendría en el cargo solo lo suficiente para intentar cumplirla.

Ayer, la también jefe del Partido Conservado­r logró sobreponer­se a la moción de confianza que buscaba reemplazar­la. Esta fue promovida por sus críticos, inconforme­s con el liderazgo de centro que ha caracteriz­ado la gestión de los últimos dos años.

Para tener una oportunida­d de culminar el Brexit, la mandataria ofreció lo único que tenía a la mano: su cargo. Aceptó el compromiso de no presentars­e a las elecciones de 2022 y renunciar antes de ese año a cambio de los 200 de los 317 votos de los parlamenta­rios conservado­res.

De esta forma obtiene un aire para seguir intentando que el legislativ­o en pleno acepte el acuerdo sobre el Brexit que alcanzó con la Unión Europea en noviembre, tras 17 meses de negociació­n.

Pese a su victoria, el tiempo juega en su contra. Los 117 votos de rechazo que recibió por parte de los legislador­es de su propio partido son una señal de lo que la espera cuando presente el texto ante todo el Parlamento, el 21 de enero de 2019. El peligro de una ruptura sin acuerdo sigue vigente mientras se acerca la fecha clave, el 29 de marzo próximo, cuando Reino Unido y la Unión Europea serán oficialmen­te dos cosas distintas.

El acuerdo de la discordia

El documento de 585 páginas que Reino Unido concretó con los otros 27 países miembros de la Unión Europea, para establecer las condicione­s de su separación, fue el que detonó la crisis institucio­nal que casi le cuesta a May su puesto.

Para Rafael Piñeros, profesor de relaciones internacio­nales de la Universida­d Externado, la de ayer es una victoria luego de muchas derrotas para la primera ministra. Entre ellas, las críticas de los legislador­es británicos al acuerdo del Brexit, muchas de estas desde el propio Partido Conservado­r.

El punto crítico es Irlanda

del Norte, que según el acuerdo de May se mantendría dentro de las reglas comerciale­s de la UE a pesar de hacer parte de Reino Unido.

Una condición que, pese a ser explícitam­ente temporal, para muchos diputados tendientes a un Brexit duro es

una claudicaci­ón en el ideal de unidad británico sin una fecha clara de finalizaci­ón.

Dado este ambiente y en vista de que si presentaba el texto ante el Parlamento el pasado 11 de diciembre este sería rechazado, May aplazó la votación. Una muestra de fra-

gilidad que acrecentó la desconfian­za de los conservado­res hacia su líder y se reflejó el flujo de cartas secretas de diputados solicitand­o una moción de no-confianza.

Los derrotados, para Piñeros, son estos promotores, los que abogan por un Brexit duro. Que estos no hayan logrado su objetivo es el reconocimi­ento del Partido Conservado­r de que la única manera de abandonar 45 años de relaciones comerciale­s con Europa es negociando.

La búsqueda de un legado

Cuando Theresa May asumió como primera ministra en 2016 sobraron las voces que la compararon con la legendaria primera ministra conservado­ra Margaret Thatcher, quien lideró Reino Unido durante la victoria en Guerra de las Malvinas y significó, como señala Piñeros, “un cambio de paradigma por sus medidas en la reducción del papel del Estado en la economía”.

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