El adiós a una carrera deportiva “no puede ser el fin del mundo”
Casos de atletas exitosos que tras dejar la actividad incursionaron en otras profesiones y se destacan. La preparación puede hacerse a la par.
El africano George Weah fue un futbolista famoso. Jugó en el Mónaco, París Saint Germain, Milán, Manchester City, Olympique de Marsella y Chelsea, y ganó el Balón de Oro en 1995. Hoy, a sus 52 años, es el presidente de la República de Liberia, cargo que asumió en enero de 2018.
Este es uno de los casos más representativos de exdeportistas de alto rendimiento que, después de su retiro de la actividad competitiva, triunfaron en la política o en profesiones diferentes a las que practicaron durante la mayor parte de sus vidas.
Existen muchos ejemplos en el mundo y Colombia no es la excepción.
El más recordado se dio con la medallista de oro olímpica en Sídney-2000, María Isabel Urrutia, quien dos años después de ese logro alcanzó una curul en la Cámara de Representantes, y fue reelegida en 2006.
Tras esa experiencia que ella considera “muy positiva”, ahora es entrenadora de niños y jóvenes en Bogotá, gracias a los conocimientos que adquirió como egresada de Educación Física de la Escuela Nacional del Deporte en Cali.
Urrutia demostró que sí es posible combinar deporte con academia, y esa mentalidad ha tomado fuerza en el país.
Por eso hoy en día vemos ídolos cercanos en otras facetas: los futbolistas que integraron la Selección Colombia Iván Ramiro Córdoba y Mario Yepes son empresarios e inversionistas en el sector inmobiliario; el excampeón mundial de ciclismo Santiago Botero ejerce como comentarista de televisión; la exmedallista olímpica Ximena Restrepo es coaching de alimentación y dirigente del atletismo internacional.
La lista, que es amplia, continúa: la exatleta Nadia Katish es una reconocida fisioterapeuta, la practicante de tiro con arco Natalia Sánchez ya cumple funciones de sicóloga en el club de patinaje Paen, y su colega y actual campeona del mundo Sara López estudia medicina.
Visión futurista
Urrutia asegura que la misma dinámica va exigiendo al atleta a superarse, y el estudio es una alternativa importante.
Con ella coincide Francisco
Nájera, quien adelantó su retiro como futbolista para asumir como gerente deportivo de Nacional. “Siempre quise que cuando llegara el final de mi carrera tuviera un abanico de opciones para elegir, por eso estudié administración de empresas. Quisiera que nuestros jugadores utilizaran más este tipo de herramientas pensando en su futuro”.
Esta apreciación la comparte el entrenador Alexis
García, quien desde que jugaba en la Selección y Atlético Nacional dicta charlas sobre analogías del deporte y la empresa, y el fútbol y sus valores aplicados a las compañías y al éxito personal”.
García, nacido en Chocó, anota que el deportista colombiano ha madurado porque los empresarios, las redes sociales y el modernismo le han permitido exponerse más al mundo.
“Los futbolistas que han llegado a clubes grandes de Europa y Suramérica, en ambientes en los que hay un nivel de exigencia mental fuerte, luego comparten esas experiencias en la Selección Colombia y ese ha sido un factor determinante para que los más jóvenes tengan otra visión”.
Agrega que es bueno que los deportistas actuales se estén dando cuenta de otras po- sibilidades. “Que cuando den el último paso de la cancha al mundo entiendan que la vida no se acaba, y que hay espacios en los que también pueden ser felices y exitosos”.
Sin embargo, acepta que aún falta incursionar en otros medios y clama por una mejor preparación. Quiere ver a sus excolegas como empresarios, como personas que sepan manejar sus finanzas y con capacidades para mantener su calidad de vida.
El Maestro (así lo llamaban sus seguidores) cita a García Márquez, “quien decía que la educación es una mente en- trenada”, al referirse a la necesidad de que los deportistas estudien y se capaciten. George Weah, un referente mundial, lo entendió y terminó la secundaria en edad avanzada. Pero no le importó, se esforzó y se capacitó, y ahora es el guía de su país luego de brillar con el balón