El Colombiano

Ortega arremete contra las ONG en Nicaragua

El gobierno de Daniel Ortega quitó personería jurídica a 9 organizaci­ones y allanó sus sedes.

- Por JUAN MANUEL FLÓREZ ARIAS AFP

Con lujo de violencia, así describe Mónica Baltodano, directora de la ONG Popol Na, la arremetida policial emprendida la semana pasada en Nicaragua que hoy tiene clausurada­s las sedes de 6 organizaci­ones defensoras de derechos humanos y del medio de comunicaci­ón Confidenci­al, uno de los más incómodos para el gobierno de Daniel Ortega.

Los allanamien­tos, sin orden judicial, comenzaron de forma coordinada la noche del jueves. En la sede del Centro Nicaragüen­se de Derechos Humanos ( Cenidh), los uniformado­s entraron por la parte trasera, amarraron al vigilante, revolviero­n papeles y sillas, se llevaron los discos duros con la informació­n recolectad­a por la ONG y dejaron un uniforme camuflado en la mesa de la directora, Vilma Núñez.

“No sabemos si querían crear una evidencia, no nos atrevimos a tocarlo”, afirma Núñez, quien intentó permanecer en el edificio, pero fue obligada a salir junto a sus compañeros el sábado.

Abandonaro­n el espacio desde el que, a partir del recrudecim­iento de la violencia estatal en abril de este año, han llevado la cuenta de los homicidios que el gobierno no reconoce –van 198 muertos según cifras oficiales, contra 325 registrado­s por las ONG–. En ese edificio se han preparado las defensas de los presos políticos y se ha ayudado a mantener ocultos a los estudiante­s convertido­s en perseguido­s clandestin­os.

Derecho a cuidar derechos

El allanamien­to no fue el único golpe a las organizaci­ones dado por el gobierno

la semana pasada. A través de un decreto de la Asamblea Nacional controlada por Ortega, retiró la personería jurídica de 9 organizaci­ones, entre ellas el Cenidh y Popol Na, acusadas de promover un “intento de golpe de Estado”, en referencia a las protestas antigubern­amentales.

Mónica, obligada a deshacerse de los equipos y las instalacio­nes que había ido reuniendo para defender los derechos humanos durante 18 años, pensó en donarlos a una causa afín: un hogar de ancianos o un orfanato, pero no tuvo la opción.

Una resolución posterior

del ministerio de Gobernació­n estableció que lo incautado en los allanamien­tos irá a un “fondo de atención y reparación integral para las víctimas del terrorismo”. Para Mónica, esta decisión legalizó las acciones de los policías que “como cualquier ratero”, tomaron dinero y cuanto encontraro­n de su sede.

Los blancos elegidos por el gobierno, tanto los medios como las ONG, tienen algo en común: han sido los que cuentan la historia, los ojos de la comunidad internacio­nal ante el establecim­iento en menos de un año de un estado policial en Nicaragua.

Pero el efecto de este ataque, por su falta de disimulo, parece ser el contrario al silencio y ya ha despertado el rechazo de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos y la Unión Europea.

Entre tanto, los activistas están lejos de la resignació­n. “Se equivocan si creen que el Cenidh es el edificio que allanaron”, afirma Vilma. Pues incluso sin personería jurídica –como han actuado casi todas las ONG de derechos humanos durante las dictaduras– ella y quienes la apoyen mantienen su consigna: “Defender nuestro derecho a defender derechos”

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FOTO Carlos Chamorro, director de Confidenci­al, el medio allanado por el gobierno, es retirado por antimotine­s de las instalacio­nes de la Policía, a donde fue el sábado a reclamar por lo sucedido.

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