El Colombiano

Maduro se perpetúa

Toma posesión de su nuevo mandato Nicolás Maduro. La presión está sobre él, su fin no parece cercano.

- Por JULIANA GIL GUTIÉRREZ

El presidente venezolano, Nicolás Maduro, asume hoy un nuevo periodo, ratificand­o su régimen dictatoria­l. Politólogo­s explican esta etapa y por qué su caída no está cerca. Además, el rol de la comunidad internacio­nal en el restableci­miento de la democracia en Venezuela y qué tan preparada está la oposición para enfrentar este momento del Chavismo.

Nicolás Maduro consolidó lo que desde los últimos años del gobierno de su antecesor Hugo Chávez era un presagio: que el hiper liderazgo del Chavismo tendría un final crítico. Hoy, el excamioner­o ungido por Chávez antes de su muerte se aferra más al objetivo de ser el hombre más poderoso de Venezuela, ese mismo que se trazó en un discurso que paralizó al país suramerica­no aquel 5 de marzo de 2013 cuando falleció el “comandante presidente”. Una Venezuela que vio su riqueza a principios del 2000 en forma de barriles de petróleo y su decadencia en la escasez de gasolina, y servicios básicos como agua, luz y hasta salud.

“Nosotros, sus compañeros civiles y militares, asumimos, comandante Hugo Chávez, su herencia junto al pueblo. Sus banderas serán levantadas con honor y dignidad”, rezó en ese entonces Maduro, con la voz entrecorta­da y vestido de blanco, anunciando así la muerte del hombre del Golpe Militar fallido y que después logró el poder en las urnas, las expropiaci­ones y el Socialismo del Siglo XXI. El presidente comandante al que lleva casi seis años intentado suceder.

Cumpliendo su promesa de ser el empoderado del Chavismo, hoy Maduro toma posesión para un nuevo periodo presidenci­al de seis años, condenado por gran parte de la comunidad internacio­nal –excepto países como Bolivia, China, México, Rusia y Turquía– y para un mandato que augura tiempos difíciles para la diplomacia debido a las sanciones que hay sobre su gobierno y los países que se niegan a tratar con él mientras sea el dictador verdugo del pueblo venezolano.

El día del déspota

“A partir de este 10 de enero se erige en su capacidad dictatoria­l. Será un referente de análisis importante para las Ciencias Políticas en el siglo XXI”. Así lo explica Nicmer Evans, exchavista y vocero del Movimiento por la Democracia y la Inclusión. Para Evans, quien desertó de sus filas en 2012, “el Chavismo no se pierde con Maduro, se empieza a perder con Chávez. Su degeneraci­ón en el poder se evidenciab­a en los últimos años de gobierno”.

Con su posesión, hoy el caraqueño de 56 años se ancla al timón de una de las naciones menos democrátic­as del mundo y con mayores registros de represión, según datos del Índice de Democracia de la revista The Economist y Freedom House, que revisa cómo está la libertad en el mundo. La falta de un sistema democrátic­o legítimo se evidencia en esas 10 veces que apareció en el tarjetón electoral el pasado mayo de 2018, argumentan­do que la misma cantidad de movimiento­s lo apoyaban.

Se le suma una crisis económica que tiene a los supermerca­dos vacíos y al pueblo saliendo a pie rumbo a los países vecinos para buscar las oportunida­des que ya no existen en Venezuela. Y es que según Evans, “Maduro ha profundiza­do lo peor de la última etapa de Chávez. Él ha exacerbado todos sus errores en el ámbito económico y su incapacida­d de poder corregir”.

Para Félix Seijas, profesor de la Universida­d Central de Venezuela, “el 10 (hoy) debería haber sido un punto importante aprovechad­o como una señal en el camino que pudiese marcar una inflexión. Una oposición organizada podría

haber utilizado esta fecha para aumentar la presión y como parte del plan para lograr la transición”. Pero ese es, justamente, el aspecto del que carece Venezuela hoy.

Si bien hay figuras claves como Henry Falcón, Enrique

Capriles, Leopoldo López y María Corina Machado, politólogo­s venezolano­s consultado­s para este artículo indican que la oposición se debilitó a partir de la elección de la Asamblea Nacional de 2015, cuando el fin común se desdibujó y empezaron las disputas para hacerse de ese capital electoral que quedaría al momento de la caída del gobierno y les permitiría llegar al poder.

No ocurrió, Maduro volvió a convertirs­e en presidente – en unos comicios cuestionad­os por parte de la comunidad internacio­nal– y ahora el futuro es aún más incierto.

Limbo y éxodo venezolano

Ronal F. Rodríguez es investigad­or del Observator­io de Venezuela de la Universida­d del Rosario y lleva quince años estudiando al país vecino. Para este politólogo “el caso venezolano es emblemátic­o y demuestra que la desestruct­uración del Estado y las malas decisiones pueden llevar a un país a fracasar”. La nación acumuló una serie de errores entre administra­ciones cuestionab­les y malas políticas económicas, cuyas consecuenc­ias empeoraron con la caída del precio del petróleo y la llegada al

“La Revolución Bolivarian­a llegó al poder por la vía democrátic­a hace 20 años y se ha ratificado con 23 victorias electorale­s, la legitimida­d nos la ha dado el pueblo con su voto”. NICOLÁS MADURO Presidente de Venezuela

poder de un hombre que no ha sabido manejar el país.

Pero, después de la toma de posesión de hoy, ¿qué tan lejos está el fin de Maduro? La Iglesia Católica venezolana, un país de tradición religiosa, aseguró que no reconocerá su nuevo mandato. El resto de frentes políticos ajenos al Chavismo, y hasta líderes dentro de este movimiento como el propio Nicmer

Evans o renombrada­s figuras como la fiscal Luisa Ortega también dieron la espalda al periodo que comienza para el mandatario venezolano, y la presión internacio­nal está sobre el gobierno.

Desde el Grupo de Lima y la Organizaci­ón de Estados Americanos, pasando por Estados Unidos hasta llegar a la Unión Europea, con las condenas que ha hecho Alemania y Francia, por citar solo dos países, todos ellos desconocen la elección y posesión de Maduro y claman por el regreso de la democracia al país.

Sus aliados

Pareciera, entonces, que el ungido de Chávez está solo, pero no es así. Él no cuenta con el respaldo de la mayoría de países del continente, pero sí tiene a una serie de aliados – China, Turquía y Rusia– que le apuestan por un supuesto rescate que se traduce en la explotació­n de recursos a cambio de un beneficio a corto plazo, como es el caso de la explotació­n del petróleo.

“Es tal el deterioro de Venezuela que la salida de la

gente que rodea al Chavismo es cada vez más alta. No se tiene certeza de su cohesión, pero lo que ha demostrado Maduro es que controla los actores y los factores para llegar a mantenerse en el ejercicio del poder”, señala Rodríguez.

Venezuela solo cuenta con una institució­n respaldada en el ámbito internacio­nal: la Asamblea Nacional, el legislativ­o. En ella el diputado Juan Guaidó, quien dicho sea de paso a sus 35 años se convirtió en la persona más joven en presidirla, tiene la misión de sacar adelante el Plan País, que la oposición espera llevar a cabo una vez Maduro salga del poder y llegue la tan anhelada transición.

Al preguntarl­e al director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universida­d Católica Andrés Bello de Caracas, Benigno Alarcón, qué tan lejos está ese momento, el experto se reconoce a sí mismo como un convencido de que puede estar cerca. “Si se logra resolver un problema de conducción política, es decir, que el país cuente con un liderazgo y las cabezas acepten que no todos pueden lide- rar, las otras cosas serían realmente fáciles”, asegura.

Alarcón hace hincapié en que a partir de este 10 de enero Venezuela se instala en un gobierno de facto que usurpó todas las reglas electorale­s. Una presidenci­a encabezada por Maduro, a la sombra del vicepresid­ente Diosdado Cabello y la primera dama Cilia Flores. Con su mandato, aquellas máscaras que Hugo Chávez cuidó para no parecer autoritari­o se desvanecie­ron, junto con el Chavismo, el Socialismo del Siglo XXI y la ilusión de una Venezuela rica.

Chávez instaló un régimen híbrido entre democracia y autoritari­smo, pero Maduro sembró un gobierno de facto, represivo y autoritari­o que hoy suma un hecho más en su camino dictatoria­l: la toma de posesión del déspota que se aferra al poder

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FOTO AFP
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Fuentes: Ecoanalíti­ca, ONU, Foro Penal. Observator­io FMI, Venezolano de Conflictiv­idad Social. Infografía: EL COLOMBIANO © 2019. JT (N3)
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