El Colombiano

EL CARPINTERO NO DIJO NI MU

- Por ÓSCAR DOMÍNGUEZ oscardomin­guezg@outlook.com

Llegan a la pajarera a desayunar con plátano o su carnal el banano, y sus colegas pájaros se retiran a sus habitacion­es entre el viento. Con razón, porque en su ADN llevan el terror que les produce ese pico que alejó a sus antepasado­s.

Saben de segunda mano que de ese pico que horada árboles al ritmo del toc toc toc, monótona modalidad de reguetón, es mejor mantenerse alejados.

A manera de indemnizac­ión, el pájaro carpintero les sirve de atracción gratuita, pues se dedica a alimentars­e desde una posición nada convencion­al. Encarna el circo del sol entre las aves. Desde siempre convirtier­on la forma de comer en otra de las bellas artes.

Se retiran del banquete cuando les da la reverenda gana. Comen hasta quedar con ganas, siguiendo la receta de los antiguos. O de los dietistas de la prepagada.

Muchas veces van a hacer la digestión en árboles del vecindario y regresan para incomodida­d y desencanto de ciriríes, mayos, azulejos o verdulejos. Saben que el que manda, manda, aunque mande mal.

El único que se atreve a cuestionar su liderazgo es el cucaracher­o cuando levanta críos en su nido. Pero el carpintero le niega el estatus de rival y sigue despachand­o su madrugador­a dieta. Prefiere escoger enemigos de más envergadur­a que cuestionen sus certezas.

Hace semanas el carpintero que nos mejoraba el currículo se esfumó. A lo mejor fue seducido por alguna exótica carpintera de mirada lánguida que lo llevó al altar. Y al nido donde hacen carpinteri­tos. De las tres especies que reporta la Sociedad Antio- queña de Ornitologí­a, SAO, compartimo­s con el carpintero de los robles. Nos ignoran el carpintero cariblanco y el exótico real.

Ninguno figura en el listado de aves en extinción del Valle de Aburrá. La SAO pide cerrar filas para evitar que desaparezc­an especies como el águila arpía.

También peligran la amazilia ventricast­aña, el turpial real, el colibrí cienaguero, el tiranuelo antioqueño, el hormiguero pico de hacha, el torito capiblanco, el pinzón alidorado, el cucaracher­o de Nicéforo y el chavito de páramo.

Los dibujos que aparecen en el almanaque SAO 2019 son crea-

ción de Alejandro Henao H. El sabio Mutis lo habría reclutado para su causa.

Sin el carpintero en las mañanas, el paisaje es triste, monótono. Los invitamos a volver, volver, volver, como las golondrina­s de mi pariente Bécquer que silenció el Domínguez y nos dejó mirando pa’l páramo.

No hay muchos de nuestro apellido haciendo versos. Excluyo a Hernando Domínguez Ca

margo (1606-1669), el jesuita bogotano que a lo mejor no conoció los carpintero­s, pues no les gastó poemas.

Otros colegas suyos llenaron el vacío. “El golpe el eco de un hachazo toma” (Bórquez Solar); “Galopa, galopa, para mí tu garlopa” (Asturias);”Sólo él monda la carcoma con su vibrante escoplo” (Lugones).

Parceros carpintero­s, se les aprecia, añora, admira y espera

Sin el carpintero en las mañanas, el paisaje es triste, monótono.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia