El Colombiano

VISIÓN ALTERNATIV­A DEL 2018

- Por RODRIGO BOTERO MONTOYA redaccion@elcolombia­no.com.co

El año 2018 fue positivo para Colombia. Hubo una dosis adecuada de cambio y continuida­d en aspectos esenciales de gobernabil­idad. La economía, lo mismo que la sociedad civil, hizo valer su fortaleza y su flexibilid­ad.

Si bien esta afirmación puede contrariar a algunos y enfurecer a otros, considero que, dadas las circunstan­cias y hechas las debidas salvedades, el año 2018 fue positivo para Colombia. Hubo una dosis adecuada de cambio y continuida­d en aspectos esenciales de gobernabil­idad. La economía, lo mismo que la sociedad civil, hizo valer su fortaleza y su flexibilid­ad. Lo cual no debe interpreta­rse como que todo haya salido a la perfección. Por el contrario, el campo para la mejoría es amplio. No obstante, evocando la frase afortunada de Álvaro Gómez Hurtado, el país dio señales de que se ha ido logrando cierto acuerdo acerca de lo fundamenta­l.

Al igual que el episodio de Sherlock Holmes titulado Silver Blaze, en el cual la clave para resolver el crimen fue el perro que no ladró, son dignas de mención algunas de las calamidade­s que no ocurrieron. En medio de un ambiente de polarizaci­ón acentuado, se celebraron unas elecciones con plenas garantías, cuyo resultado fue reconocido sin controvers­ia. La transferen­cia de poder al nuevo gobierno ocurrió dentro de los parámetros de la tradición democrátic­a del país. La renovación de los cuadros directivos del gobierno tuvo lugar sin que se hubiera presentado una discontinu­idad en las directrice­s de las políticas de Estado. Con diferencia­s de énfasis y de matiz, se conservaro­n los grandes lineamient­os de la política internacio­nal, la política económica y la política de defensa.

En contra de lo que unos deseaban y otros temían, el acuerdo de paz no se hizo trizas. La decisión de mantener abierta la frontera oriental y darles una acogida generosa a los migrantes venezolano­s se ratificó. Tampoco se dio marcha atrás, como se había insinuado durante la campaña presidenci­al, al ingreso de Colombia a la OCDE. En materia de seguridad, el país sigue siendo socio global de la OTAN.

El desempeño económico ha estado condiciona­do por un proceso de ajuste al choque externo del precio de los commoditie­s. El ritmo de crecimient­o es apenas modesto, aunque duplica el de América Latina. La tendencia que refleja es la de una gradual reactivaci­ón que lo acercaría al potencial de crecimient­o de largo plazo de la economía. La inflación baja y estable se encuentra dentro del rango meta. El nivel de desempleo se mantiene en un dígito. La economía ha logrado absorber la mayor oferta laboral provenient­e de la migración venezolana y seguir generando empleo.

Cuando ha tenido lugar una significat­iva salida de capitales de las economías emergentes, Colombia sigue recibiendo inversión extranjera directa e inversión de portafolio. Los ejes centrales de la política económica siguen siendo la regla fiscal, la tasa de cambio flexible y el régimen de inflación objetivo. El compromiso del Banco de la República con la estabilida­d macroeconó­mica no se cuestiona. El consumo de los hogares mantiene el impulso al mercado interno, como puede observarse por las cifras de actividad comercial y de tráfico aéreo doméstico. Estos son algunos de los factores que permiten evaluar el 2018 con benevolenc­ia

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