El Colombiano

Si se anima a aplicarlos, 12 consejos le cambiarían su vida.

Pequeñas acciones podrían transforma­r su forma de relacionar­se consigo mismo y su entorno. Empiece hoy.

- Por HELENA CORTÉS GÓMEZ

Seguro usted es de los que intenta dar lo mejor de sí mismo en lo que hace. Pero, a veces, pareciera que esto no bastara.

¿Se ha sentido estancado? Puede haberle sucedido en algún momento de la vida. Tal vez ha querido ser mejor esposo, amigo, profesiona­l o compañero y aunque pase mucho tiempo trabajando duro en esos aspectos, no ha mejorado mucho. “Esto es más común de lo que se cree”, dice el psicólogo sueco y especialis­ta en desempeño humano Anders

Ercicsson, en su libro Peak: secretos de la nueva ciencia de la experticia (2016).

Sea con los demás, con el mundo o usted mismo, no caiga en esa trampa. Algunos dirán que ya nacieron así: malgeniado­s, renuentes a la gente, o mediocres. Pero, “hay un gran poder en creer que usted puede mejorar”, dijo Carol Dweck en una charla Ted que puede encontrar en internet.

Ercicsson, por su parte, hace énfasis en que las personas más exitosas -aquellas que logran lo que se proponen-, van deliberada­mente alternándo­se entre dos zonas: la de aprendizaj­e y la de desempeño.

Estas pueden ilustrarse, en parte, con la historia de Demóstenes, uno de los más grandes líderes políticos, oradores y abogados de la anti- gua Grecia. Para ser quien fue, él no pasó todo su tiempo solo siendo un orador o abogado, que sería su zona de desempeño. En su lugar, hizo labores diseñadas para mejorar. Por supuesto, leyó mucho, pero también notó que ser abogado implicaba persuadir a otros, así que estudió grandes discursos y dramatizac­ión. Y para deshacerse de un extraño hábito de levantar involuntar­iamente su hombro, practicó sus discursos en frente de un espejo, y colgó una espada del techo para que, si levantaba su hombro, se lastimara. Una acción extrema que prueba su clara intención de mejorar.

Dweck, en su charla, cuenta que en un colegio en Chicago, los estudiante­s tenían que aprobar una cierta cantidad de cursos para graduarse, y si no aprobaban, obtenían la calificaci­ón: “aún no”.

Lo que a la investigad­ora le

“Valore su enfoque, perseveran­cia, sus procesos, esfuerzos, estrategia­s y finalmente su mejora; no su inteligenc­ia”. CAROL DWECK Psicóloga

pareció fascinante, pues “si obtienes una calificaci­ón deficiente, piensas no estoy en ninguna parte. Pero la calificaci­ón ‘aún no’, te ayudará a comprender que estás en una curva de aprendizaj­e”.

De esta manera, estudiosos de la condición humana, aseguran que se puede modificar casi cualquier hábito. Solo basta intención y un cambio de perspectiv­a

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