UNA VIDA SENCILLA
Si este fuera el año de las cosas sencillas, creo que viviríamos mejor pese a tantos problemas y este mundo (y país) tan convulsionados que nos tocaron en suerte.
A eso hay que apuntarle. Dejar por una vez de correr desaforados tras el oro y apreciar mejor los colores de lo que nos rodea.
Caminar más, disfrutar la ciudad y el campo, hacerlo mirando con mayor detenimiento el entorno, los árboles y las aves, los jardines, sus matas y flores. Nos estamos olvidando de esos pequeños grandes detalles que hacen la vida.
Mermémosle al consumismo. No hay que comprar de todo ni lo último. Y no es porque muchas veces no se tenga el dinero, es por el bien del planeta. No tenemos que llenarnos inoficiosa- mente de cuanto producto salga ni de las constantes actualizaciones, por ejemplo, en móviles.
Comamos menos carne, así nos hacemos bien todos. Es por salud, pero también por disminuir uno de los sectores que más presión les mete a nuestros recursos naturales.
No estamos acostumbrados a portar nuestro pocillo ni los cubiertos, pero hay que tratar. Exija, de todos modos, que le vendan su bebida en recipiente reutilizable y rechace cubiertos de plástico y bandejas de icopor o plástico.
De nuevo: es porque hay que comenzar a revertir las tendencias que afectan el medio en el que vivimos.
Pero no es lo único que podemos hacer para sentirnos más responsables con la vida. Hay muchas más acciones, sencillas, que no tienen mayores costos personales.
Mas esa es solo una parte del mejor vivir. ¿Qué tal si mejoramos las relaciones con los demás? ¿Con los compañeros, amigos y familiares?
Saludar se ha vuelto escaso, igual despedirse. No todos agradecen, pero para pedir favores sobran las palabras y las sonrisas.
Argumentemos, no peleemos por pensamientos ni modos de vida contrarios a los nuestros y, si es del caso, retirarse con discreción.
No olvidemos que la vida es corta, que ya no se entierran los muertos con sus pertenencias y que al universo no le importamos ni él, ni tú ni yo. Este simplemente es y punto. Y seguirá funcionando con o sin nosotros. ¿ Para qué desgastarse en asuntos vanos y afectándonos unos a otros?
Parece fácil, tal vez no lo sea... hay que intentarlo y apreciar y valorar más y mejor la Tierra que nos alberga y los seres y organismos vivos que nos rodean. ¿Se puede?
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No olvidemos que la vida es corta y que ya no entierran los muertos con sus pertenencias.