Impartir justicia, un honor familiar
Los árbitros Jhoan Sebastián y David Steven Contreras Gómez y el legado familiar en el torneo del Babyfútbol.
Lo que empezó como un pedido de su padre, Henry Contreras Valencia, se convirtió en una tradición familiar. Ahora, los Contreras Gómez tienen el privilegio de contar con dos árbitros en la final del Babyfútbol del Festival de Festivales.
Jhoan Sebastián, el mayor, (26 años) afirma que en sus planes nunca estuvo ser árbitro, pues su pasión era el fútbol, pero por la insistencia de su padre, quien lo hacía como hobbie, empezó a estudiar.
“Siempre le decía a mi padre que no quería ser árbitro, porque como jugador los veía como los malos del paseo, por así decirlo”, confiesa el joven, quien tenía que acompañar a su papá a las capacitaciones y así empezó a conocer el mundo del arbitraje.
“El debut me llegó el día menos pensado, estaba en mi casa y mi papá llegó a decirme que tenía que ir a pitar, yo le di miles de disculpas que no tenía uniforme, pito, en fin, le sacaba mil excusas, pero ante cada problema él me presentaba una solución, y por ello, superando el susto me toco que salir a pitar un partido del babyfútbol, zonal en Cundinamarca”, cuenta.
No le fue tan mal y empezó a tomarle cariño, tanto que al final dejó el fútbol y se dedicó al arbitraje, que ya se convirtió en una pasión. Aunque, lastimosamente por el tema de la edad y algunos inconvenientes administrativos no pudo alcanzar a ser árbitro profesional. Sin embargo, siguió ejerciendo en torneos amateur, donde ha hecho un nombre.
Paralelo al tema del juzgamiento, estudió y tras graduarse como profesional en Ciencias del Deporte, se dedicó a la empresa familiar sin dejar de lado el arbitraje.
Su ejemplo lo tomó David Steven, su hermano menor, quien empezó a acompañarlo y debutó como árbitro a los 8 años, en un festival de niños.
Ahora, con 16 años y la experiencia necesaria, fue elegido por la organización del Babyfútbol como uno de los dos únicos jueces foráneos en la final nacional del Babyfútbol.
“Para nosotros es un honor, porque a la final en la cancha Marte 1 vienen solo los mejores, los que han hecho méritos y somos los únicos que no pertenecemos al
colegio de árbitros de Antioquia, lo que nos da mayor responsabilidad”, afirma David, quien sentencia que uno de sus referentes es el juez paisa Wílmar Roldán.
El día de su debut en el Festival estaba un poco nervioso, pero el acompañamiento y la experiencia de su hermano Jhoan Sebastián fueron vitales para que el menor de los Contreras Valencia sacará adelante el partido.
Ahora quieren dar lo
mejor en cada oportunidad que tienen en el campo, pues sueñan con ser los elegidos para la final del torneo prevista para el 19 de enero. “Nos conocemos muy bien y nos apoyamos mucho cuando estamos juntos en un partido, ya que con una sola mirada o un gesto nos comunicamos y sabemos lo que el otro quiere expresar. A veces la exigencia es muy alta, porque tenemos encima no solo la responsabilidad de hacer las cosas bien sino la presión de los entrenadores, los padres de familia, los jugadores y por ello es vital tener un gran control de todo”, argumenta Jhoan, quien sueña con ver a su hermano debutando como árbitro profesional. David por su parte, advierte que está en el camino y que sigue capacitándose y formándose para hacer cada día mejor las cosas y así tener chance de alcanzar la meta que le quedo pendiente a su hermano: ser juez profesional y claro, llegar hasta un Mundial de mayores. Por el momento están dejando un legado en la cancha Marte 1, y sus padres están felices, pues saben que tanto en Cundinamarca como en Antioquia sus hijos están respondiendo al reto que su papá siempre quiso que asumieran