¿VENEZUELA PUEDE TENER UNA TRANSICIÓN PACÍFICA?
Hace apenas semanas, no había prácticamente ninguna esperanza de que la crisis económica y humanitaria de Venezuela se aliviaría pronto. El presidente Nico
lás Maduro no parecía enfrentar ningún desafío serio a su gobierno cada vez más represivo y co- rrupto. A pesar de cierto descontento en las fuerzas armadas, los oficiales de alto nivel parecían estar con él. Hoy, con la aparición de un rival creíble para Maduro, el futuro de Venezuela depende de esos mismos oficiales.
Hasta ahora, Maduro ha sido afortunado por que sus enemigos políticos hayan sido incapaces de unirse en una resistencia efectiva con una estrategia clara y un liderazgo fuerte. La debilidad de sus oponentes fue en parte el resultado de repetidas represiones gubernamentales que infundieron temor generalizado. Pero el 23 de enero fue evidente que la suerte de Maduro se había agotado y que el vacío estaba siendo llenado de manera dramática por un líder relativamente desconocido que se declaró a sí mismo como el presidente legítimo del país ante miles de partidarios en Caracas.
Su nombre es Juan Guaidó, y es el presidente de la Asamblea Nacional, de 35 años de edad, quien dirigió las protestas en todo el país que demostraron la ira de los venezolanos por el gobierno de Maduro. Su mensaje contrasta con el de figuras de la oposición anteriores, que criticaron a Maduro y, antes de él, al presidente Hugo Chávez, y no pudieron conectar con los venezolanos que aprobaron las políticas de izquierda de Chávez. Sorprendentemente, el mitin del 23 de enero presentó a manifestantes de todo el espectro socioeconómico, incluidos algunos de áreas que alguna vez fueron baluartes chavistas. Parecen sentirse atraídos por el refrescante estilo y la visión de Guaidó de hacer avanzar al país y no regresar a la era anterior a Chávez, un período dominado por las élites.
Una crisis económica cada vez más profunda y fuertes divisiones dentro del régimen, junto con una mayor presión sobre Maduro por parte de EE.UU. y la mayor parte de la comunidad internacional (en parte por la gran salida de refugiados), ayudaron a crear las condiciones que permitieron a Guaidó hacer su reclamo a la presidencia. La adminis- tración Trump, la OEA y mayoría de gobiernos latinoamericanos disputaron deliberadamente la base legal de Maduro para un segundo mandato después de las elecciones fraudulentas en mayo pasado y han aceptado abiertamente a Guaidó como presidente interino y a la Asamblea Nacional como autoridad legítima.
El resultado es gobiernos paralelos -uno con legitimidad y atractivo popular, el otro con verdadero poder. La pregunta ahora es cómo Guaidó puede pasar de su posición actual a realmente ejercer poder y presidir sobre la transición que él y la oposición se imaginan. Todo apunta a la centralidad de las fuerzas armadas. Hasta ahora, los rangos superiores parecen leales a Maduro o bien aún no están preparados para apoyar a Guaidó o decididos a sofocarlo.
Un segmento de la oposición parece apostar a que una vez que los militares comprendan las dimensiones de la crisis del gobierno y la cantidad de apoyo de Guaidó, se volverá contra Madu- ro. Eso, sin embargo, no parece probable. Después de todo, muchos oficiales de alto rango son responsables de graves violaciones de derechos humanos y se han beneficiado de actividades ilícitas. A menos que los militares de alto nivel tengan garantías de que no tendrán que pagar por sus crímenes, el camino de Guaidó podría ser bloqueado. Para su crédito, él ha demostrado que entiende el papel crucial de los militares. Él se ha dirigido a ellos con mensajes no reivindicativos, como persuadir a la Asamblea Nacional el 15 de enero para que adopte una ley de amnistía para aquellos que actúan “a favor de la restitución de la democracia en Venezuela”.
Para muchos, amnistía para los militares será una gota amarga para tragar. Los crímenes cometidos han sido monumentales y entendiblemente hay demanda para que tomen responsabilidad total. Esta pregunta delicada arriesga dividir a la oposición y aceptación del liderazgo de Guaidó será esencial