DENUNCIAS CONTRA FIGURAS PÚBLICAS POR MALTRATO A LA MUJER
La denuncia por maltrato familiar contra el actual concejal de Bogotá y precandidato por el petrismo a la Alcaldía de la capital, el experiodista Hollman Morris, generó esta semana natural controversia. Se trata de una denuncia grave contra un personaje público, cuyas con- ductas deben ser sometidas a escrutinio y que, en este caso, aunque se trata de posibles conductas cometidas en el ámbito doméstico, no son por ello susceptibles de quedarse en ese espacio cerrado. El concejal Morris no ha sido declarado responsable por la justicia. Su esposa, a la vez que interpuso denuncia penal ante la Fiscalía también optó por dirimir el asunto por la radio. El jefe político de Morris, Gustavo Petro, le recomendó que “se diera un espacio” y pensara en su familia antes que en la política. Si las acusaciones resultan ciertas, Morris debe retirarse no solo de la candidatura, sino de su actual cargo electo.
Hace unas semanas se supo también de denuncias de maltrato contra el autor de una página de Internet, Gustavo Rugeles. Su pareja lo ha denunciado y lo ha defendido, en inestable equilibrio entre velar por su propia protección o por los intereses de su presunto agresor. Tampoco la justicia ha dictado veredicto. Con independencia de lo que defina, el maltrato a las mujeres o el intrafamiliar no deben ni tienen justificación alguna