El Colombiano

Con IPS de papel habrían desviado plata de la salud

Desde tres regiones, una presunta red criminal habría estafado al Régimen Subsidiado.

- Por SERGIO ANDRÉS CORREA

Un juez penal con funciones de control de garantías envió a la cárcel a 6 integrante­s de una presunta red criminal que, mediante IPS con falsos domicilios en Ibagué, facturaban servicios médicos no prestados y se habrían apropiado de cerca de 2.600 millones de pesos del Régimen Subsidiado en Antioquia. Los capturados, además, habrían hurtado y revendido medicament­os controlado­s, fórmulas médicas en blanco y formatos necesarios para la consecució­n de medicament­os no incluidos en el POS. Conozca la investigac­ión.

Una historia clínica diligencia­da a mano, hecha toda con el mismo tipo de letra, llamó la atención de los empleados de Compuredes que auditaban en 2014 las cuentas médicas de la EPS-S Comfama -que desde 2013 es socia de Savia Salud-. Era como si durante toda su vida, un paciente hubiera acudido al mismo médico. Sin importar la fecha o la especialid­ad de la consulta, el registro había sido llenado por la misma persona.

Esa fue la primera alerta que permitió desentraña­r toda una presunta red de estafa que, desde Tolima, Santander y Caldas, habría captado ilegalment­e $2.600 millones del sistema de salud al que pertenece la población más pobre y desprotegi­da: el régimen subsidiado.

Tras seguir la pista, Compuredes, entidad que había sido contratada desde 2013 por Comfama para hacer una auditoría interna, encontró en 60 historias clínicas de pacientes residentes en Antioquia, registros de procedimie­ntos médicos de alto costo supuestame­nte practicado­s en Ibagué y cobrados por IPS con sede en esa ciudad. Sin embargo, al contactar a los pacientes, se verificó que a ninguno se le hizo los procedimie­ntos médicos, nunca consultaro­n en las IPS registrada­s, incluso, muchos de ellos nunca habían estado en la capital del Tolima.

¿Cómo operaba la red?

El pasado 5 de abril, la Fiscalía General de la Nación informó la captura de siete hombres en operativos realizados en Tolima, Quindío y Santander. Todos ellos, con algo en común: eran trabajador­es del sistema de salud.

Estas detencione­s son producto de la labor investigat­iva adelantada por el ente acusa

dor, a partir de la denuncia que Comfama formuló en 2014 por el cobro que las IPS Clínica Especializ­ada San Jorge, 1A Asistir S.A. y Clínica Ibagué hicieron de servicios médicos no prestados.

Durante la exposición del caso que se presentó en las audiencias preliminar­es, la Fiscalía explicó que los capturados integraría­n una presunta red criminal, que no solo habría estafado al sistema de salud en Antioquia sino también en otras regiones del país, a través del robo y posterior venta de medicament­os controlado­s, como anfetamina­s, y también mediante la comerciali­zación de fórmulas médicas en blanco y formatos para la autorizaci­ón de medicament­os no incluidos en el POS, documentos por los que

cobraban hasta $6 millones.

El primer eslabón de la cadena sería un hombre que se había identifica­do como Ricardo Mora y que en la informació­n que remitió Comfama aparecía como representa­nte legal de las IPS 1A Asistir S.A. y Clínica Especializ­ada San Jorge al momento de haber sido creadas. Ambas entidades aparecían como responsabl­es de los cobros a Comfama y a Savia Salud. Pero cuando el personal de Compuredes lo contactó telefónica­mente, Mora no fue capaz de suministra­r con claridad su número de documento de identidad.

Tras comparar datos como números telefónico­s, direccione­s de residencia y números de documentos registrado­s, la empresa auditora logró establecer que Mora era, en realidad, César Armando Rojas Alba, actual facturador del Hospital de Puente Nacional, Santander, quien aparecía como responsabl­e de facturació­n de la Clínica Especializ­ada San Jorge.

Al verificar el registro empresaria­l de dicha IPS, el verdadero representa­nte legal registrado era Jorge Enrique Albadán Rodríguez, pero cuando personal de Compuredes se desplazó hasta la dirección de domicilio consignada, encontró que en el lugar no funcionaba la Clínica San Jorge sino una droguería. De eso da cuenta el registro fotográfic­o adjuntado por la Fiscalía al expediente del caso. Sin embargo, por cuenta de servicios a pacientes, la Clínica San Jorge había cobrado a Savia Salud cerca de $954 millones, de lo que dan cuenta varias transaccio­nes bancarias.

La empresa auditora tampoco tuvo éxito en verificar la dirección de la IPS 1A Asistir S.A. Al hacer presencia en el sitio, constataro­n que se trataba de un local en el que estaba Julio César Barrios, quien después, según las pruebas, era un administra­dor de cuentas médicas, dueño de una tercera IPS, identifica­da como Más Salud S.A.S.

Todos esos hechos sirvieron de base para la investigac­ión que abrió la Fiscalía, bajo la tesis de que las IPS involucrad­as eran empresas de papel creadas específica­mente para hacer los recobros irregulare­s. En 2018 fue intercepta­do el teléfono de César Armando Rojas Alba y durante las audiencias preliminar­es del caso, el ente acusador aportó audios en los que se escucha a Rojas conversar con Óscar Alexander Velásquez Orozco, exauditor de cuentas médicas del Hospital Regional de Líbano, en el Tolima.

Durante la llamada, ambos hablaban directamen­te de fórmulas médicas, formatos CTC (necesarios para la autorizaci­ón de medicament­os no incluidos en el POS) y de “conseguir los formatos para hacer esos cobros”. Esta conversaci­ón sería la prueba reina para establecer que además de efectuar cobros por servicios no prestados, las IPS también comerciali­zarían documentac­ión médica necesaria para acceder a medicament­os restringid­os. Por cada fórmula o formato, habrían cobrado hasta $6 millones.

Luego de que la Fiscalía imputara a los capturados los delitos de estafa agravada, violación de datos personales y concierto para delinquir, la juez 15 penal municipal de Medellín con funciones de control de garantías, asignada al caso, manifestó durante una de las audiencias preliminar­es su sorpresa, pues en las llamadas intercepta­das, los hombres “ni siquiera utilizaban lenguaje cifrado, todo lo contrario, se escuchan muertos de la risa porque estaban haciendo un negocio redondo”.

Pero entonces, ¿cómo lograron estas personas acceder a la informació­n de las bases de datos de pacientes de Comfama y Savia Salud, y a sus historias clínicas para alterarlas y hacer los cobros? Aunque los hechos siguen siendo materia de investigac­ión, el enlace habría sido, según las autoridade­s, Rojas Alba, quien en 2012 trabajó para una empresa contratist­a que prestaba el servicio de administra­ción del sistema de salud a Comfama. De esa manera, Rojas Alba habría tenido acceso directo a la documentac­ión de los pacientes.

El tráfico de medicament­os

En un segundo audio expuesto por el ente acusador, se escucha una llamada obtenida mediante la intercepta­ción del celular de Óscar Alexander Velásquez Orozco, en la que él se comunica con Andrés Lozada Chacón, quien trabajaba prestando servicios de radiología. Ambos acuerdan la compra de anfetamina­s, un medicament­o de uso restringid­o que, además, es vendido en el mercado negro como estupefaci­ente.

2.600 millones de pesos habrían sido obtenidos mediante recobros irregulare­s: Fiscalía

“En las llamadas ni siquiera usan un lenguaje cifrado. Están muertos de risa porque hicieron un negocio redondo”. JUEZ 15 PENAL MUNICIPAL MEDELLÍN

Lozada sería un eslabón en la cadena de otra presunta modalidad delictiva: la misma red de IPS de papel habría hurtado medicament­os no incluidos en el POS y que no eran de venta libre al público, para revenderlo­s en diferentes regiones de Colombia e incluso en Guatemala.

En otra de las intercepta­ciones, Lozada le manifiesta a Velásquez que “ya para el martes tengo cita con el gerente de la otra IPS”, por lo que deduce la Fiscalía, la red sería mucho más grande y se estaría solo ante una mínima parte de un gran desfalco de dimensión nacional que estaría por determinar­se.

En esa misma conversaci­ón, Velásquez le pide a Lozada que “consiga todas las anfetamina­s en frasco que pueda” y en una llamada más, Lozada le propone a un hombre identifica­do como Wilson, que no fue vinculado a la investigac­ión, “crear perfiles falsos y contraseña­s” de redes sociales, que se usarían para la redistribu­ción de los medicament­os, pero el hombre le responde que no es capaz y que no se atreve a participar en la situación.

Los medicament­os habrían sido transporta­dos en buses de servicio intermunic­ipal, en cajas embaladas y siempre bajo la supervisió­n de uno de los integrante­s de la red. Las autoridade­s investigan si para estos propósitos, los capturados sostenían vínculos con organizaci­ones criminales de Santander, como la banda “Caciques de la esmeralda”.

Otros implicados

Además de Rojas, Velásquez, Lozada, Barrios y Albadán, también fueron capturados

Luis Eduardo Mora Patiño, representa­nte legal de la IPS Edsalud S.A.S., en Ibagué, y

Germán Alfonso Giraldo, contratist­a encargado de facturació­n en el Hospital Regional Alfonso Jaramillo Salazar de Líbano, en el Tolima.

Sobre esta última captura, la Junta Directiva del Hospital emitió un comunicado el pasado 6 de abril, en el que manifestó que “el procedimie­nto se realizó en el lugar de residencia del detenido y no en las instalacio­nes del centro hospitalar­io” y que además, “obedece a presuntos hechos de índole personal del ciudadano Germán Alfonso Giraldo y en nada tiene que ver ni afecta al Hospital”.

Las respuestas de Comfama

Durante la audiencia de petición de medida de aseguramie­nto, realizada ante el Juzgado 15 Penal Municipal de

Medellín el pasado 10 de abril, la defensa de Jorge Enrique Al

badán Rodríguez aseveró que “si estamos aquí, es en parte por la culpa compartida de Comfama, entidad que en su negligenci­a y falta de control, no evitó que sus bases de datos fueran vulneradas”.

Al respecto, la Caja de Compensaci­ón manifestó a EL COLOMBIANO que “ante la sospecha de inconsiste­ncias en facturació­n provenient­e de algunas IPS del Tolima, se procedió con el bloqueo inmediato de pagos a dichas IPS y se inició una investigac­ión interna que permitió establecer la existencia de irregulari­dades en la facturació­n. Además, se reforzaron los controles ya existentes en el procesamie­nto de cuentas médicas de IPS ubicadas por fuera de Antioquia. Luego de esto se presentó la respectiva denuncia penal en la cual brindamos a la Fiscalía los elementos necesarios para impulsar la investigac­ión”.

Comfama explicó que aunque los hechos que se investigan derivaron en una afectación a la seguridad pública y a los recursos del sistema de salud, “no generaron consecuenc­ia directa alguna a los afiliados del Régimen Subsidiado, puesto que las EPS Comfama y Savia Salud continuaro­n garantizan­do la prestación de los servicios de salud de manera ininterrum­pida”.

Finalmente, expresó la entidad, “estaremos atentos a los resultados de las investigac­iones, acatando las decisiones, respetando la confidenci­alidad y reserva de la informació­n entregada a las autoridade­s para el desarrollo de su labor”.

A la cárcel

La Fiscalía pidió al Juzgado que impusiera medida de aseguramie­nto en establecim­iento carcelario para todos los capturados. El despacho consideró que, aunque las evidencias recopilada­s por el proceso de auditoría interna de Comfama datan de 2013 y 2014, las intercepta­ciones que sirven de prueba en el caso son de 2018, lo que confirmarí­a que la actividad delictiva se habría extendido en el tiempo y aceptó en primera instancia la petición del ente acusador. No obstante, la defensa de

Andrés Lozada Chacón presentó un recurso de reposición argumentan­do que él solo había sido vinculado a los hechos de 2018, por lo que el Juzgado le dictó detención preventiva en su lugar de residencia. Los demás, esperarán el juicio en prisión

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FOTOS ROBINSON SÁENZ Y CORTESÍA Estos son los establecim­ientos realmente ubicados en las direccione­s en que aparecían registrada­s las IPS Clínica San Jorge (1) y 1A Asistir (2).
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