AGUA CON MATERIA FECAL
Dos días después de que EL COLOMBIANO publicara un informe sobre la falta de agua potable en Granizal, el asentamiento urbano más poblado del Área Metropolitana del Valle del Aburrá, ubicado en la ladera nororiental, donde unas 20 mil personas consumen agua revuelta con materia fecal y lodo, vi al vigilante de la construcción del centro social, en el llamado primer parque de Laureles, remojar la calle con una manguera por donde salía agua potable, agua tratada: agua limpia para lavar el asfalto. Y aunque la actual administración de Medellín está haciendo un esfuerzo importante para llevar agua potable a poco más de 42 mil familias de la ciudad, los de Granizal están en el limbo, pues es una vereda del municipio de Bello y, allá, el municipio de Medellín no tiene injerencia.
¿Cuándo aprenderemos a cuidar el agua, a no desperdiciarla, a no lavar carros ni aceras ni ventanales con agua potable y tratada para el consumo humano? Pero es que el problema va más allá y es la falta de una disposición clara sobre el uso del agua: ya deberían existir normas nacionales o municipales que exijan a los constructores, o estos hacerlo sin que ley alguna los obligue, a construir en los nuevos edificios, casas y negocios, tanques de almacenamiento de agua lluvia, para las actividades que no ameritan agua potable ni tratada (al ritmo que se está construyendo en este Valle del Aburrá, en unos años podríamos padecer problemas en el suministro de agua potable).
¿Cuánto cuesta, en dinero y esfuerzo, traer el agua desde cada vez más lejos, y tratarla para el consumo humano? ¡Para terminar lavando el asfalto o los carros mientras otros tienen que consumir agua contaminada!
En 2017 se presentó un proyecto de ley para implementar e incentivar sistemas de recolección, tratamiento y aprovechamiento de aguas lluvias. Fue entregado para su estudio a la Comisión Quinta del Senado, pero en noviembre de 2018, el periódico Nuevo Siglo informaba que estaba “pendiente de rendir ponencia para primer debate”. El tema está estancado.
Además de que estos temas se paralizan en el Congreso, mucha gente no es consciente del despilfarro. El buen uso del agua no tendría que regularlo la ley, todos deberíamos tener conciencia social para el beneficio propio y ajeno