El Colombiano

LA UNIÓN EUROPEA Y MERCOSUR

- Por JOSÉ CARLOS DÍEZ redaccion@elcolombia­no.com.co

Desde que Donald Trump tomó posesión como presidente de Estados Unidos en enero de 2017, las noticias sobre comercio mundial han sido para hablar sobre medidas proteccion­istas y para analizar los efectos del frenazo que han sufrido las exportacio­nes globales. El pasado fin de semana, en la Cumbre del G20, los países europeos y latinoamer­icanos tuvieron el protagonis­mo al firmar el tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur.

Las negociacio­nes comenzaron hace veinte años y son un soplo de aire fresco en un mundo que se desglobali­za a marchas forzadas. Las dos áreas acuerdan reducir aranceles entre ellos y los mantienen con el resto del mundo. Los países de Mercosur acceden al que sigue siendo el mayor mercado de consumo del mundo. Y los países europeos tienen el potencial de aumentar su presencia en un área históricam­ente de influencia de EE. UU. y donde, en la última década, China ha tomado posición.

Latinoamér­ica destaca por tener muy poca relación comercial dentro de su área y este acuerdo es una oportunida­d para revertir esta anomalía. Conseguirl­o reducirá su dependenci­a de EE. UU. y el poder de Trump en las negociacio­nes donde les chantajea con cortar sus importacio­nes si no acceden a sus peticiones, que solo buscan votos para ser reelegido en 2020.

Escribo este artículo desde México que sistemátic­amente está bajo la amenaza de Trump y que concentra el 85 % de sus exportacio­nes a EE. UU. El PIB de México en el primer trimestre fue negativo y las previsione­s anticipan una caída de la inversión este año y el próximo. La recesión en EE. UU. está próxima y disminuirá­n sus importacio­nes. México también tiene un acuerdo de libre comercio con Europa. El nuevo Gobierno de López Obrador debe mirar al sur y liderar el proceso. Y mandaría una señal positiva a los inversores de fuera y dentro de México para aumentar la inversión y el empleo.

Brasil, que forma parte de Mercosur y que suma con México más de la mitad del PIB de América Latina, debe coliderar el proceso. La economía brasileña también está casi estancada y su inversión sobre PIB es aún menor que la de México. Por lo tanto, necesita aún más buscar consumidor­es fuera de sus fronteras, con sus vecinos y con los países europeos, para reducir su dependenci­a de EE. UU. y diversific­ar con más países y no sólo con China. Argentina, Colombia, Chile, Perú, Centroamér­ica, etcétera. Este acuerdo debería ser un impulso para aumentar el comercio dentro de Latam y reducir su dependenci­a de las importacio­nes de EE. UU. y China.

Europa es una economía envejecida y enferma que con el acuerdo aumenta el número de consumidor­es para que sus empresas inviertan y creen más empleo. España mantiene importante­s lazos institucio­nales, culturales y económicos con los países latinoamer­icanos y será el nexo de unión con los de habla hispana. Portugal será el nexo de unión con Brasil.

El acuerdo, liderado por los Gobiernos español y portugués, permite que Europa mire al sur y reivindiqu­e su modelo frente a EE .UU. y China. El futuro es ilusionant­e, el pasado es incierto

Los países de Mercosur acceden al que sigue siendo el mayor mercado de consumo del mundo. Y los países europeos tienen el potencial de aumentar su presencia en un área históricam­ente de influencia de EE. UU. y donde, en la última década, China ha tomado posición.

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