El Colombiano

“El “Acuerdo de Punto Final” anunciado esta semana en Medellín, para el sector salud de todo el país, parte de sincerar las cifras. Es un programa audaz que requiere buena administra­ción”.

El “Acuerdo de Punto Final” anunciado esta semana en Medellín, para el sector salud de todo el país, parte de sincerar las cifras. Es un programa audaz que requiere buena administra­ción.

- ELENA OSPINA

Colombia ha logrado en los últimos 25 años que sus ciudadanos tengan un mejor acceso a la salud. La reorganiza­ción del sistema de salud a partir de la expedición de la Ley 100 de 1993 dio los primeros pasos para implementa­r el nuevo principio constituci­onal del derecho a la salud. Los logros desde entonces han sido muy importante­s en términos de la cobertura del aseguramie­nto en salud, reducción del gasto de bolsillo en ese rubro por los hogares y acceso efectivo al servicio.

La otra cara de la cobertura casi universal en salud (96 %), con servicios semejantes para todos, es que se ha ido incubando una difícil situación financiera que amenaza la sostenibil­idad misma del sistema y la prestación de servicios de calidad. Es esa la razón de ser del acuerdo de “punto final” que está proponiend­o el Gobierno para solucionar la problemáti­ca.

El principal problema es que los gastos en salud crecen de forma acelerada y los ingresos no. De tal forma, el gasto en salud en términos de PIB, según la OECD, es hoy 7,2 %, el doble de lo que se gastaba en 1996. El gasto crece porque la población envejece y demanda trata

mientos más costosos, y también porque ha habido cambio tecnológic­o que encarece los medicament­os. De otro lado, al lento crecimient­o de los ingresos se suma la complejida­d del sector, la falta de regulación y la corrupción que desencaden­aron problemas en las cuentas por cobrar, llevaron a liquidar entidades y a pérdidas de recursos.

Es claro que la institucio­nalidad promercado que creó la Ley 100 está actualment­e sometida a una gran presión por la situación descrita. Tanto las Empresas Promotoras de Salud ( EPS), con sus dos regímenes de afiliación (contributi­vo y subsidiado), como las institucio­nes prestadora­s de salud ( IPS), afrontan serios problemas financiero­s ante el rezago en reconocer las sumas que se les adeuda y que se deben entre ellas.

En las EPS del régimen contributi­vo, la suma fija que reciben por afiliado, también llamada unidad de pago por capitación ( UPC), copagos y cuotas moderadora­s, ha sido inferior al gasto por servicios, la lista que se cubre con ese dinero. Eso ha llevado a una deuda creciente de la Administra­dora de los recursos del Sistema General de Seguridad Social (Adres) con las EPS. En total, se habla de 6,7 billones de pesos. De esa suma el 78 por ciento correspond­e al régimen contributi­vo, y el saldo, al subsidiado. En las IPS, hay también grandes deudas: la cartera vencida de los hospitales con agentes del sistema de seguridad social puede estar cerca a los 5 billones de pesos.

La fórmula que está proponiend­o el Gobierno parte de sincerar las cifras. La deuda de Adres con las EPS va a ser reconocida como pública y a partir de acuerdos de pago será honrada. El Gobierno está aplicando en este tema lo estipulado en el Plan Nacional de Desarrollo para pagar las deudas a las EPS y remediar el problema económico de las IPS. Si todo sale bien, la inyección de liquidez es fundamenta­l para que muchas entidades que iban camino a la quiebra logren sobrevivir. La medida es audaz, requiere mucha administra­ción, pero puede garantizar la sostenibil­idad futura del gasto en salud al detener el crecimient­o de la deuda histórica. Al tiempo que debe reducir, en el largo plazo, la presión sobre el fisco

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