CONTRAPORTADA
300 autos clásicos y antiguos rodaron por las calles de Envigado, Itagüí y Medellín en uno de los eventos más concurridos de la Feria de las Flores.
El Desfile de Silleteros celebrará su edición 62 y cerrará la Feria 2019
Con la voz de Aretha Franklin dando la bienvenida por los altoparlantes con Chain of Fools, una canción de 1968, uno por uno los 300 carros que se preparaban para participar en el Desfile de Autos Clásicos y Antiguos, este sábado, rodaron hacia su sitio.
Así como la potente canción de la Reina del Soul, que parecía hacer retroceder el tiempo, los carros también cumplían con esa ilusión. Los transeúntes, por ejemplo, se topaban con Beetles Volkswagen, de diferentes colores, fabricados en 1967. Admiraban modelos como un Chevrolet Impala naranja del 63 o un enorme bus Dodge, entre azul y verde, también del 67.
La música fue cambiando, se adecuó a los modelos de clásicos y antiguos que se estacionaron antes del desfile; había carros fabricados desde el año 1900 hasta 1984. Se escuchó a Elvis Presley y a The Mystics, un grupo de rock n’ roll de los 50’s, cuyas canciones parecían hechas para acompañar al Chevrolet Hel Art rosa de 1955 o al imponente Pontiac Star Chief azul de 1954, cuyas pasajeras estaban vestidas con trajes coloridos repletos de lunares blancos.
Tanto los motorizados como sus conductores parecían haber viajado del pasado, tal y como lo
hizo Marty McFly con un Delorean en el clásico del cine de los ochentas Volver al Futuro.
Todo entre familia
Alrededor de los autos, familias enteras se preparaban para el desfile, estaban uniformadas con los mismos colores y buscaban complementar el estilo de sus máquinas.
Los Cardona, de rojo y azul, armaron un combo de ocho personas y todas desfilaron dentro de una kombi (furgoneta) Volkswagen de 1979. La tie
nen hace cinco años y procuran mantenerla prácticamente igual a como salió de la fábrica. “Perteneció a un convento, aún no sabemos cuál”, cuenta Rubén, el papá de esta familia, quien ha intentado rastrear la historia completa de este vehículo que le compró a un vecino. Otro de los combos familiares, uno más pequeño, llegó desde Cali y Pereira. Martín Ángel, de 12 años, y su abuelo Abel Trujillo viven en ciudades diferentes pero se reúnen para participar en este desfile.
Ya han venido antes con otros carros y esta vez fue con un Chevrolet Corvette negro de 1979, y cuenta que “a la gente le encanta porque dicen que se parece al batimóvil de Batman”, contó Abel. Lo compraron en Los Ángeles a un único dueño y lo importaron por Barranquilla. Lo llevaron a Cali y ahora anduvo por Medellín por primera vez.
También hubo espacio para unos carros más difíciles de encontrar, como un Volkswagen Karman Ghia de 1958.
Andrés Rodas llegó en él con su esposa Ana María, su hijo Jacobo y su sobrino Matías. A este carro lo sometieron a un proceso de restauración durante un año y se lo entregaron un día antes del desfile. Ayer lo estrenaron juntos.
Los más pequeños, vestidos como sus padres, estaban emocionados. No eran los únicos, los adultos se tomaban fotos con toda clase de modelos, se les veía sonrientes, como en la más grande juguetería.
Entre canciones, sol y pitos de toda clase, en su edición 24, el desfile fue un recorrido por la nostalgia de otros tiempos para varias generaciones