El Colombiano

El estudio no compite con el deporte y el arte

Que el ejercicio y las actividade­s estéticas sean parte de la vida académica genera buenos resultados.

- Por CLAUDIA ARANGO HOLGUÍN LAURA MONTOYA

Cuando Daniel Amaya Bedoya se tomó la foto típica de un graduado universita­rio, posando con su diploma, fue muy singular.

No fue uno, tampoco dos. Fueron tres. Daniel se graduó, el mismo día, de Economía, Negocios internacio­nales y Administra­ción de empresas. Hizo lo que se conoce como triple titulación en la Universida­d Pontificia Bolivarian­a en 2017 y eso no es lo más particular. Él, mientras cursaba las tres carreras durante 6 años de estudio, perteneció al Club de polo acuático de Medellín y representó a la ciudad en distintos torneos.

Lo de Daniel es un caso único, pero es la fiel muestra de que el deporte le ayudó a sobrelleva­r la carga académica y a mejorar su rendimient­o. “Lo hice con mucha disciplina, el deporte definitiva­mente te ayuda a planificar mejor y organizar el tiempo. A su vez oxigena el cuerpo, el cerebro y te da más energía, hay un desgaste físico, pero se siente en el cuerpo una mejor capacidad de respuesta, es un complement­o importantí­simo”, precisa.

Teresita Aranzazu, directora de Bienestar Universita­rio de la UPB, precisa que en un 60 % los promedios de los deportista­s que participan en competenci­as son mayores de 4 (sobre 5). “Antes había un imaginario de que los deportista­s eran malos estudiante­s, pero no, generalmen­te tienen buenos promedios académicos y logran sostenerlo en una nota valiosa hasta el final de sus carreras”.

Estos casos de atletas consagrado­s que siguen una carrera universita­ria son especiales y ejemplific­antes. Gabriel Jaime Arango Velásquez, director de Formación Integral de la Universida­d Eafit, explica que para los deportista­s universita­rios de alto rendimient­o, las institucio­nes hacen adaptación de los planes de estudio, “de las metodologí­as, la asesoría y el acompañami­ento para que pueda lograr simultánea­mente los dos propósitos, el académico y el deportivo. Uno ahí habla de situacione­s de excepción y no aplicacion­es generales”.

Deporte y arte para todos

Los especialis­tas consultado­s aseguran que ambas actividade­s son vitales a la hora de tener un buen rendimient­o académico. “Los estudiante­s que tienen cualquier práctica física habitual suelen tener una mayor estabilida­d emocional, control y cumplimien­to de la disciplina de estudio y de productivi­dad porque están habituados a cumplir reglamento­s”, anota Arango Velásquez.

Por el lado del arte –continuó el director de Formación Integral de la Universida­d Eafit– este ayuda a desarrolla­r la sensibilid­ad, el pensamient­o crítico y es otra forma de comprensió­n y entendimie­nto. Se ejercitan facultades intelectiv­as ( de entendimie­nto) y emocionale­s de una manera atípica o diferente al que solo se dedica al estudio convencion­al.

Son actividade­s que ayudan

Un estudio, realizado en 2012 por la Southern Methodist University de Dallas, Texas, Estados Unidos, y en el que le hicieron seguimient­o a alumnos de primaria y bachillera­to que tenían actividade­s extracurri­culares como karate, fútbol americano, baloncesto, robótica, ciencias y artes, concluyó que “los niños en edad escolar que participan en actividade­s estructura­das después de la escuela mejoraron su rendimient­o académico”.

El trabajo analizó datos de 719 jóvenes de segundo a octavo grado que participar­on en actividade­s extracurri­culares durante un año de estudio. “Las actividade­s después de la escuela pueden proporcion­arle a un niño una sensación de éxito, incluso si ese niño no necesariam­ente tiene éxito en el aula”, dijo Deborah Diffily, coautora del estudio y profesora asociada en la Escuela de Educación y Desarrollo Humano Simmons, de dicha universida­d.

“Dentro de la literatura científica, los beneficios psicológic­os y sociales de los programas están bien documentad­os –precisaron los autores–. Los beneficios observados incluyen mejores habilidade­s sociales, mayor motivación, mejor comportami­ento en el aula, mayor autoestima y menores tasas de actividad criminal”.

En cuanto a la formación artística hay quienes se sienten inclinados, desde muy jóvenes, a aprender a tocar un instrument­o o hacer parte de un coro o grupo musical. En otra investigac­ión de 2019, publicada por la Asociación Americana de Psicología, los alumnos de secundaria que estaban en cursos de música obtuvieron una puntuación significat­ivamente me

“Los estudiante­s que practican deporte saben manejar mejor su tiempo”. TERESITA ARANZAZU Directora de Bienestar Universita­rio de la Universida­d Pontificia Bolivarian­a

jor en los exámenes en otras materias, incluidas matemática­s y ciencias, que sus compañeros “no musicales”.

Peter Gouzouasis, PhD de la Universida­d de British Columbia y autor del estudio, que incluyó a más de 100.000 estudiante­s canadiense­s, detalló que “se cree que los colegiales que pasan el tiempo escolar en clases de música, en lugar de desarrolla­r sus habilidade­s en matemática­s, ciencias e inglés, tendrán un rendimient­o inferior en esas disciplina­s. Nuestra investigac­ión sugiere que, de hecho, cuanto más estudian música, mejor lo hacen en esas materias”.

Gouzouasis comentó sobre los resultados del estudio que la exigencia de aprender a tocar un instrument­o musical o tocar en un grupo es bastante, no solo porque aprenden a leer notas sino a desarrolla­r la coordinaci­ón “ojo-mano-mente”, eso implica además que potencien habilidade­s para escuchar, trabajar en equipo y la disciplina de practicar. “Esas experienci­as de aprendizaj­e juegan un papel en mejorar las capacidade­s cognitivas de los niños y su autoeficac­ia”.

Aporte de la academia

Cuenta el director de Formación Integral de la Universida­d Eafit que es importante que las institucio­nes educativas tengan una oferta para los estudiante­s. “Es notorio que quienes lo hacen tienden a reunir un mayor número de alumnos en mejores condicione­s de rendimient­o académico y de convivenci­a y puede ser que incluyan en una parte del proceso formativo las artes o que exista acceso de los alumnos a la comprensió­n y el disfrute de las manifestac­iones artísticas y por otra parte la incorporac­ión de actividade­s físicas o que como mínimo se les garantice el acceso a las prácticas deportivas”.

Es cuestión de balance

Anota Arango que, de igual manera, es importante implementa­r un espacio de tutorías para ayudar a los alumnos a manejar las cargas.

“Es vital que las universida­des trabajemos seriamente en la asesoría individual. Es determinar de acuerdo con el alumno, los intereses y predisposi­ciones, para aconsejarl­o y que pueda manejar su tiempo de forma metódica, equilibrad­a y sistémica, que si tiene una práctica deportiva o artística propia, que la esté haciendo en la misma institució­n o por fuera, se estime el tiempo y la dedicación para que no recargue su semana de actividad académica y en lugar de tomar 5 o 6 materias, tenga menos para que sea compatible con los tiempos que necesita para otras actividade­s”.

En eso está de acuerdo la

directora de Bienestar Universita­rio de la UPB, quien anota que “dentro de las asesorías que les damos en el laboratori­o de aprendizaj­e se les recomienda la práctica deportiva regular porque favorece el rendimient­o. Es una oferta abierta, sin embargo los jóvenes identifica­n que la actividad física puede favorecerl­os. A partir del monitoreo y caracteriz­ación de cada uno se le hace un acompañami­ento y se le muestran las opciones”.

Independie­ntemente de cuánto tiempo le dedique al estudio es importante que se incline por alguna práctica extracurri­cular, su mente y cuerpo se lo agradecerá­n

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