Un destino en alza
que se trata de casos específicos de clubes que pueden pagar grandes sumas, la percepción acerca del fútbol suramericano en Europa ha mejorado, y un hecho puntual fue la final de la Libertadores en Madrid entre River y Boca.
“Para nosotros fue un gran fiasco, pero la imagen que quedó en el exterior fue la de una región que vive el fútbol con un fervor único. Todo lo que envolvió esa final y permitió que se jugase en Madrid ayudó a vender la idea del fútbol suramericano como una aventura. Para muchos jugadores en una etapa de cierre de carrera resulta más que interesante”, destaca Ángel.
Recientemente el español Cesc Fábregas confesó en una entrevista para Super Deportivo Radio que le gustaría jugar la Copa Libertadores. “Es un torneo muy competitivo, hay jugadores con muchísimo talento, grandísimos futbolistass de Argentina y del continente en general. La verdad que sería para mí un placer ir a jugar ahí”, dijo el campeón mundial con España en 2010.
Vinícius Castro, periodista del Folha de Sao Paulo, es menos idílico. Aunque reconoce, como él mismo lo vio recientemente con Dani Alves, la pasión desbordada que genera una figura de clase mundial en una afición suramericana, cree que este fenómeno ya ha tenido antecedentes que no terminaron bien.
“Ya hubo antes una ola de regresos de enormes cracks: Ronaldinho, Roberto Carlos, Ronaldo. En Argentina también volvieron grandes estrellar, pero es económicamente insostenible. Los equipos brasileños vienen de una crisis generalizada precisamente por derrochar”, insiste.
Pero a la vez, acepta que es una forma de compensar la fuga de talentos. El último reporte de Fifa, señala que solo Brasil y Argentina enviaron, entre ambos, 533 jugadores a las principales ligas de Europa. Por eso tener figuras en su madurez deportiva o aunque sea en su ocaso, le sienta bien a la región