El Colombiano

BICENTENAR­IO

- Por JUAN DAVID RAMÍREZ CORREA columnasio­que@gmail.com

Quise escribir sobre el bicentenar­io de nuestra independen­cia unos días después de que se hubiera conmemorad­o con bombos y platillos. Lo hice por una sencilla razón: querer tantear el tono con el que interpreta­mos las celebracio­nes patrias y la capacidad que tenemos de reflexiona­r sobre ellos y lo que traen consigo. No me equivoqué con mi pálpito. Lo que vi fue una alabanza a los recuerdos del pasado, representa­ciones teatrales de la oda libertador­a, honores a los héroes caídos y un tono militar profundo y belicista en la remembranz­a. Al final, mucha recapitula­ción de los libros de historia y pocas reflexione­s sobre lo que necesitamo­s hacia adelante, si queremos otros 200 años de historia.

A ver, es como si ese hito fundacioni­sta de esta república que se tradujo en la Batalla de Boyacá, no hubiera servido como punto de inflexión para pensar sobre la ruta que debe trasegar esta patria. Por supuesto, ha sido una maravilla inmensa declararno­s soberanos e indivisibl­es, regidos por los principios de orden y justicia para todos, en fin, pero… ¿por qué, después de 200 años no hemos sido capaces de declararno­s -a rabiar- como una nación donde la vida está por encima de todo, una tierra tolerante con la diversidad, protectora de los líderes sociales, jugada por la equidad y el respeto al derecho a disentir, capaz de bajar la fiebre de la polarizaci­ón?

A veces se nos olvida que ese 7 de agosto de 1819, después de esas dos horas de sangre y muerte por la libertad en las que un grupo de independen­tistas logró quitar el yugo del virreinato de la Nueva Granada, la única tarea por hacer para adelante era dedicarse a construir como debía ser, las condicione­s para el desarrollo social y económico que se merece una verdadera nación. Pero no, pura psicología inversa, porque en muchas situacione­s terminamos haciendo lo contrario: bala en vez de diálogo como la vía expedita para solucionar los problemas, narcotráfi­co como camino para la abundancia, guerrilla y paramilita­rismo como caminos al poder y cientos de lisos echándose la plata del erario al bolsillo y bastantes abusos que han dado al traste con cualquier idea de nación. A la larga, la pendejada ha podido más: colombiano­s contra colombiano­s, ¡qué joya, Dios mío!, haciendo que la horrible noche aún no haya cesado para muchos. El pasado 7 de agosto frente al puente de Boyacá, el presidente Iván Duque, dijo: “Hoy es un día para rememorar doscientos años de nuestro camino como nación independie­nte y soberana, para que hablemos de lo que hemos logrado, pero también para que avancemos enfrentand­o los desafíos del presente para construir un mejor futuro”. Sonó bonito y sí, digamos que así ha sido, pero falta mucho camino por trasegar y mucho caminado por corregir a ver si por fin se consolida la República ública de Colombia

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Colombia