Hong Kong revoluciona la protesta
Los jóvenes salen encapuchados a protestar contra el gobierno de la región autónoma. Si los identifican, corren peligro.
Las movilizaciones ciudadanas en este territorio autónomo de China buscan hacerle el quite a la tecnología que usa el gobierno para identificar a sus participantes. Le explicamos.
Encapuchados, armados con rayos láser y con una cortina de humo en frente para hacer imperceptible su figura. Pareciera una estrategia de escape de una película de ficción, pero es más que eso: es la técnica que usan los manifestantes de Hong Kong cuando se enfrentan a la policía que reprime las protestas contra el gobierno y que ya cumplen diez semanas.
No están escapando. Se quedan, de lejos, frente a los uniformados. Usan tapa bocas, anteojos y hasta retazos de papel sobre los ojos, como si fueran piratas. Visten de negro, cubren sus cabezas con gorras y, cuando es necesario, portan una sombrilla para salir a marchar. Si no logran cubrirse, podrían ser identificarlos y llevados presos.
Hay un motivo para usar semejante indumentaria: las autoridades de China poseen tecnología de reconocimiento facial. Salir a marchar no es solo cuestión de enfrentarse por la fuerza con los antimotines, como sucedió, por ejemplo, en Nicaragua, sino que estas personas tienen un enemigo virtual.
En palabras del profesor de relaciones internacionales de la U. del Rosario, Óscar Palma, “China es uno de los estados más vigilantes, está pendiente de su población, mantiene todo controlado y hay regiones donde la observación es casi absoluta. De cierta forma, en contra de las libertades”.
Bajo esas circunstancias, esta región autónoma de China cumple más de dos meses
sumida en una crisis que centra la atención mundial debido al uso de la fuerza por parte de las autoridades y la importancia económica de Hong Kong como puerto para el comercio internacional.
Territorio sin retorno
Ayer hubo un nuevo foco de tensión. Los manifestantes se tomaron el aeropuerto y más de 130 vuelos fueron cancelados, la totalidad de los trayectos de esa terminal aérea. La oficina china para Asuntos de Hong Kong y Macao se refirió a los hechos como actos de “terrorismo”, agudizando el discurso de Pekín.
Para la politóloga de la U. de la Sabana, Geraldine Bustos, “considerarlo como terrorismo pone la situación en un estado de excepción. Como se presentó en el aeropuerto, violan puntos del derecho internacional y el derecho internacional humanitario”.
Las heridas de los jóvenes quedaron archivadas en cámaras, mientras China sigue enfrentando la crisis a causa de la región que pide conservar una autonomía que está a diecisiete años de caducar