El Colombiano

Derrumbe en Troncal del Café ajusta 130 días. Avanza la solución.

Trabajos de mitigación avanzan al 15 %, pero las lluvias amenazaría­n con extender el cierre.

- Por MATEO ISAZA GIRALDO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ

Una fila de volquetas, que aguardan parqueadas a un costado de la vía para cargar y despejar parte del material del derrumbe, da la bienvenida a uno de los costados del kilómetro 60 de la Troncal del Café que se mantiene sin paso vehicular desde hace 130 días.

Luego, una lona verde que impide el paso vehicular, una caseta de vigilancia y una casa desalojada son el preámbulo de la llegada a los 600 metros de tramo de vía que se tragó la montaña el pasado 28 de mayo.

Arriba está el filo de la montaña con sus grietas y los parches verdes y cafés que se intercalan de lo que se desplomó de la que será la nueva carretera doble calzada (Pacífico 1), en el medio hay un terraplén por el que se mueven los obreros que trabajan en la atención de la emergencia y abajo hay maquinaria amarilla removiendo piedras y pavimento destruido a orillas de la quebrada Sinifaná.

Las obras de reparación del tramo desapareci­do están en marcha, pero el daño es tan grande que no se identifica por dónde iba la carretera vieja. Hoy, la zona del derrumbe es un cúmulo de material suelto por causa de los 300.000 metros cúbicos de tierra que se desprendie­ron y que taponan un tramo de la Troncal del Café, la vía que lleva a buena parte de municipios del Suroeste como Andes, Jardín, Jericó, Ciudad Bolívar y Concordia.

Avances de la contingenc­ia

La concesiona­ria vial del Pacífico, Covipacífi­co, reportó que en la actualidad un grupo de 70 personas se enfoca en dos frentes: mitigar el impacto del movimiento en masa en la parte alta de la montaña que afectó la construcci­ón de la doble calzada y la adecuación del cauce de la quebrada Sinifaná en la parte inferior del derrumbe.

“Todas las actividade­s de mitigación y adecuación se vienen cumpliendo de acuerdo con el cronograma. Iniciamos en septiembre y estimamos que el plazo sería de seis meses y hasta la fecha hemos ejecutado las acciones en el tiempo pensado”, declaró Mauricio Millán Drews, gerente general de Covipacífi­co.

El directivo añadió, además, que si bien las lluvias retrasan los rendimient­os en los trabajos de remoción de tierra, por ahora no representa­n un riesgo para cumplir con el plazo de 180 días que finaliza en marzo de 2020.

Sobre la posibilida­d de habilitar el tránsito con restriccio­nes en el terraplén, el directivo explicó que aún las condicione­s de seguridad son precarias por lo que por el momento solo pueden acceder los funcionari­os que trabajan en las adecuacion­es.

“Las condicione­s mínimas de seguridad no se cumplen aún por lo que es inconcebib­le que

alguien se atreva a pasar. Hacemos un llamado a la ciudadanía para que respete el cierre y no intente cruzar el derrumbe”.

Afectados, a la deriva

Santiago Ochoa Marín, alcalde de Titiribí, cuenta que la población más afectada por el derrumbe es la del corregimie­nto de La Albania porque buena parte de la actividad económica de las 2.500 personas que viven allí depende del tráfico vehicular de la troncal.

“Son más de 20 negocios, entre cafeterías, restaurant­es, mercados y ferretería­s que antes tenían seis o siete trabajador­es y ahora solo tienen uno. Eso ha ocasionado problemas para las familias y muchas han optado por irse”, contó el mandatario, quien expresó la preocupaci­ón que con el retorno de las lluvias un nuevo derrumbe en La Huesera deje aislado al pueblo de 13.000 habitantes.

Ya en el sector Sinifaná, Miriam y Janeth, cocineras del restaurant­e Ruby, contaron que con el paso de los meses la situación se hace más compleja porque el tránsito de viajeros por la vía es casi nulo y el transporte hasta las viviendas se duplicó.

“Vivimos en Bolombolo (a 7 kilómetros del negocio) y antes el pasaje en los buses hasta la casa nos valía $2.000, pero ahora solo son motos y cobran $4.000 por cada trayecto. El negocio está muy duro, antes del derrumbe éramos cinco empleados y ahora solo quedamos nosotras dos”, contaron.

Esos tramos entre La Albania - Sinifaná y Bolombolo pasaron de ser puntos neurálgico­s llenos de vida a dar la impresión de que son vías que llevan a pueblos fantasmas. Así lo serán por los menos hasta marzo de 2020

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FOTO La Sinifaná busca recuperar su cauce en el tramo del derrumbe. Las tareas de remoción de piedras siguen.
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FOTO JUAN ANTONIO SÁNCHEZ En la zona hay presencia de maquinaria amarilla que busca estabiliza­r la vía y abrir paso en un futuro.
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