ACABANDO CON LOS JÓVENES
Esta semana la Policía capturó integrantes de 12 bandas delincuenciales que operan en Medellín y Bello. Según las autoridades generan $1700 millones mensuales en ingresos por actividades ilícitas.
Al mismo tiempo ha habido revuelo porque sigue una tendencia ( de la cual alertamos hace pocos meses) de un descenso en la matrícula a las universidades: cerca de 38 000 jóvenes menos en 2018 (afecta más a las privadas, aunque muchas oficiales no se salvan).
Este año, la ministra de Trabajo, Alicia Arango, ha repetido que 44 % de los trabajadores ganan menos de un salario mínimo y ni prestaciones sociales tienen.
Cifras del Ministerio de Educación indican que un cuarto de los egresados de educación superior no consigue empleo por variadas razones (todavía hay empresas que a los recién egresados les piden experiencia de equis años).
Expertos explican que a los jóvenes no les está atrayendo el actual sistema educativo. Muy costoso y muchos años para salir a ganar poco o no hallar trabajo. Por eso, se capacitan de otra manera más rápida en programas que la paquidérmica estructura universitaria no les puede brindar.
En Antioquia y Medellín, por ejemplo, avanza la creación de universidades oficiales. La digital, del departamento, anunció la aprobación de nuevos programas. Entre ellos el original de Publicidad y Mercadeo ( que a nadie se le había ocurrido). Y hace poco hubo algarabía porque una institución local ofrecerá… Medicina.
En Twitter, un usuario expuso el caso de una fundación en Medellín que costea la carrera de personas de escasos recursos. Todos abandonaron al poco tiempo porque no venían bien preparados de la educación básica y media oficial. Sí, aunque duela, pese a tantas inversiones sigue siendo regular en general.
Con este sombrío panorama, los comerciantes urgen flexibilización laboral: contratos por horas, despidos exprés, desmonte de pagos adicionales por domingos y festivos, salario mínimo diferencial ( recuerden las cifras de Mintrabajo).
No nos digamos mentiras: a muchos jóvenes les resultan más jugosas las bandas delincuenciales: grandes ganancias, sin pagar mucho en una universidad ni pasar años en ella para no obtener empleo o recibir un ‘mínimo diferencial’.
Esto no se resuelve con más de lo mismo ni pintando colegios. Tampoco con innovación para pocos y star-ups de poco empleo. Menos con propuestas en contravía de la realidad. Hay que hacer algo más y pocos piensan en ello.
Por ahora, lamentable, las bandas tienen combustible suficiente para seguir alimentándose.
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