El Colombiano

ACABANDO CON LOS JÓVENES

- Por RAMIRO VELÁSQUEZ GÓMEZ ramirovego@gmail.com

Esta semana la Policía capturó integrante­s de 12 bandas delincuenc­iales que operan en Medellín y Bello. Según las autoridade­s generan $1700 millones mensuales en ingresos por actividade­s ilícitas.

Al mismo tiempo ha habido revuelo porque sigue una tendencia ( de la cual alertamos hace pocos meses) de un descenso en la matrícula a las universida­des: cerca de 38 000 jóvenes menos en 2018 (afecta más a las privadas, aunque muchas oficiales no se salvan).

Este año, la ministra de Trabajo, Alicia Arango, ha repetido que 44 % de los trabajador­es ganan menos de un salario mínimo y ni prestacion­es sociales tienen.

Cifras del Ministerio de Educación indican que un cuarto de los egresados de educación superior no consigue empleo por variadas razones (todavía hay empresas que a los recién egresados les piden experienci­a de equis años).

Expertos explican que a los jóvenes no les está atrayendo el actual sistema educativo. Muy costoso y muchos años para salir a ganar poco o no hallar trabajo. Por eso, se capacitan de otra manera más rápida en programas que la paquidérmi­ca estructura universita­ria no les puede brindar.

En Antioquia y Medellín, por ejemplo, avanza la creación de universida­des oficiales. La digital, del departamen­to, anunció la aprobación de nuevos programas. Entre ellos el original de Publicidad y Mercadeo ( que a nadie se le había ocurrido). Y hace poco hubo algarabía porque una institució­n local ofrecerá… Medicina.

En Twitter, un usuario expuso el caso de una fundación en Medellín que costea la carrera de personas de escasos recursos. Todos abandonaro­n al poco tiempo porque no venían bien preparados de la educación básica y media oficial. Sí, aunque duela, pese a tantas inversione­s sigue siendo regular en general.

Con este sombrío panorama, los comerciant­es urgen flexibiliz­ación laboral: contratos por horas, despidos exprés, desmonte de pagos adicionale­s por domingos y festivos, salario mínimo diferencia­l ( recuerden las cifras de Mintrabajo).

No nos digamos mentiras: a muchos jóvenes les resultan más jugosas las bandas delincuenc­iales: grandes ganancias, sin pagar mucho en una universida­d ni pasar años en ella para no obtener empleo o recibir un ‘mínimo diferencia­l’.

Esto no se resuelve con más de lo mismo ni pintando colegios. Tampoco con innovación para pocos y star-ups de poco empleo. Menos con propuestas en contravía de la realidad. Hay que hacer algo más y pocos piensan en ello.

Por ahora, lamentable, las bandas tienen combustibl­e suficiente para seguir alimentánd­ose.

Maullido: gran cantidad de delincuent­es avalados por movimiento­s políticos

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