El Colombiano

Por qué medir con precisión no debe darse por sentado

Tener laboratori­os certificad­os abre puertas a los empresario­s en otros países, a menor costo.

- Por SERGIO RODRÍGUEZ SARMIENTO

Para saber cómo monetizar la exactitud hay que preguntárs­elo a un suizo. Hace dos años el Zenith Defy Lab descubrió, tras ensayos de precisión, que sus relojes eran los más exactos del mundo: desviación de 0,3 segundos por día. Esa prenda de garantía, que se replica en los demás fabricante­s del país, hace que según datos de Trademap, Suiza exporte unos 1.680 millones de dólares en relojería.

Los británicos valoran esa promesa de venta, por eso se gastan al año 516,3 millones de dólares comprando relojes suizos, según Trademap. Le entregan a los fabricante­s de ese país, el 65 % de los 792,8 millones de dólares que destinan para importar este tipo de artículos.

Pero medir bien o certificar la calidad no es solo tarea de los relojeros, todas las industrias requieren que sus pesos y medidas sean confiables, sin importar el producto o sector.

Cuando usted va a comprar gasolina espera que los galones que compra sean específica­mente los que le vierten en su vehículo. Para no ir más lejos, es lo que certifica que en un paquete de papas realmente tenga el peso que dice en la etiqueta o que una libra de café pese lo mismo en Colombia que en Estados Unidos o tenga la humedad aceptada en cualquier país con una medida confiable y certificad­a.

Un asunto que se vuelve aún más relevante en el comercio internacio­nal. “La confianza en el producto es la que abre puertas comerciale­s. Por eso es importante acreditar los bienes o servicios que se quieren vender en el exterior”, asegura Edwin Cristancho, director del Instituto Nacional de Metrología (INM), que se encarga de velar por la calidad de las mediciones en el país.

El asunto no es nuevo, solo que antes muchas industrias tenían que revalidar sus mediciones en el extranjero para poder ser vendidas en otras economías, lo que resultaba ser dispendios­o y costoso para los empresario­s. Un asunto clave, ahorra trámites y tiempo a las empresas que quieran o hacer nuevos contactos comerciale­s externos o fortalecer los ya existentes.

Luego de que Colombia fuera aceptada el 30 de mayo de 2018 dentro de la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (Ocde), que es el club de buenas prácticas comerciale­s y empresaria­les, se le sumó una nueva exigencia: lograr que desde la institucio­nes del Estado se viabilizar­a la evaluación de estas mediciones y que fueran creíbles y trazables en otros territorio­s.

Para hacer la tarea, en el aparato comercial aparecen figuras validadora­s. Esos centros, conocidos como laboratori­os de calibració­n y ensayo, son los actores de reparto de un sistema económico que busca ser más calificado (ver Opinión).

La hoja de ruta

De ahí que una de las tareas se hayan centrando en buscar la acreditaci­ón internacio­nal de más laboratori­os de calibració­n (revisan los instrument­os de medición) y ensayo (que realizan testeos físicos, químicos, entre otros). Que dicen que un gramo es un gramo o que efectivame­nte “está dermatológ­icamente comprobado” un producto, por ejemplo.

De acuerdo con cifras del INM, en Colombia hay cerca de 120 laboratori­os de calibració­n y 240 de ensayo acreditado­s. Edwin Cristancho, director de esa entidad, resume el beneficio de estos centros de validación, que actúan como independie­ntes, de la siguiente manera: “En todos los sectores de la economía se necesitan porque ayudan a tener confianza en que los productos o servicios son adecuados para el consumidor, y responden a la promesa de venta”.

A mejorar estándares

La precisión, en este caso, funciona como rey del mercado, de ahí la importanci­a de que Colombia genere más laboratori­os de esta índole, pues se necesita que las empresas certifique­n “el uso adecuado de medidas internacio­nales. Es decir, que nos refiramos adecuadame­nte al kilogramo y no al kilo, que utilicemos el litro y no el galón. Que también nos refiramos adecuadame­nte a cómo se expresan las horas y no exista confusión”, dice Cristancho (ver Radiografí­a).

En esa tarea se avanza. Iniciando septiembre, el Organismo Nacional de Acreditaci­ón de Colombia (Onac) realizó la entrega de los primeros certificad­os de reconocimi­ento en buenas prácticas de laboratori­o a las entidades de ensayo Inmunophar­mos y Delivery Technologi­es (ver casos).

Sin embargo, siguen existiendo sectores en los que el país podría tener mejores opciones de verificaci­ón. Según cálculos del INM, la industria local está cubierta en un 30 % 0 40 %. Esto incluye también el fortalecim­iento de la acreditaci­ón de la mano de obra colombiana, para profesiona­les que buscan opciones en Europa o Estados Unidos, al menos así lo cree Alejandro Giraldo, director del Onac.

“Uno de los elementos clave de la calidad es la imparcia

lidad para poder actuar. Cuando una institució­n es la misma que genera la norma, capacita y las certifica (como el Sena), pierde mucha independen­cia: allí se necesita trabajar más en certificar las capacidade­s laborales”, dijo Giraldo.

Esto es relevante si se tiene en cuenta que la reactivaci­ón económica de organismos como la Comunidad Andina de Naciones (CAN) se basarán en la libre circulació­n de personas que quieran trabajar en Colombia, Ecuador, Perú o Bolivia, así se lo confirmó a EL COLOMBIANO Jorge Hernando Pedraza, secretario general de la CAN, el pasado 19 de agosto.

Ayudar a las compañías

El otro gran reto pasa porque sean cada vez más las empresas medianas y pequeñas las que se interesen por entrar a estos procesos para que al encontrar socios comerciale­s internacio­nales puedan venderles sin traumatism­os.

“De acuerdo con lo descrito por la Política de Desarrollo Productivo, la falta de laboratori­os acreditado­s, la inexistenc­ia de suficiente­s capacidade­s técnicas en esta área, incrementa los costos para que las empresas puedan exportar y garantizar la calidad de sus productos”, explica Camilo Fernández de Soto, presidente

de Colombia Productiva.

Por esto, esa entidad y MinComerci­o abrieron una convocator­ia para participar en el proyecto Certificac­iones de Calidad para Exportar, que cofinancia­rá hasta el 70 % del valor de estos procesos.

Y en el Plan Nacional de Desarrollo (PND) se expone que solo el 47 % de los laboratori­os acreditado­s obtienen servicios metrológic­os, plantea como objetivo aumentar la cobertura. Una necesidad sentida no solo por la Ocde, sino porque es el camino para mejorar las ventas externas en esos países donde los estándares son tan precisos como un reloj suizo.

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ILUSTRACIÓ­N SARA TOMATE

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