ASPEREZAS Y FRICCIONES QUE LOS ACTORES DEL FÚTBOL DEBEN LIMAR
El ambiente del fútbol profesional colombiano anda caldeado. Las reclamaciones de derechos laborales por parte de los jugadores, mediante su asociación Acolfutpro, no han calado bien en la Dimayor y los presidentes de los clubes.
Hay ambiente de paro. Una huelga que no le convendría a ninguno de los actores de esta megaempresa deportiva que cada fecha del campeonato derrama cientos de millones, no solo entre los deportistas y los equipos, sino en el negocio de la transmisión por TV y en todo el circuito económico que la rodea.
En editorial reciente planteamos la necesidad de que todos los protagonistas se sienten a la mesa, examinen sus roles y obligaciones y definan un plan de acción que fortalezca las calidades empresariales-laborales del campeonato colombiano y de toda su estructura administrativa y contractual. Todos ganarían.
Mañana el Ministerio del Trabajo citó a una reunión amplia en la que las partes deben empezar un proceso de acercamiento, distensión y entendimiento que lleve a cualificar las condiciones contractuales, en una doble vía: de los jugadores, para que se respeten sus derechos, como los de cualquier trabajador, y para que haya garantías para los clubes y la Dimayor, en el sentido en que sea viable y rentable, para todos, la realización del torneo en todas sus categorías y géneros. No caben amenazas ni sentencias entre unos y otros. Más bien, sí, el diálogo sensato