El Colombiano

MEDELLÍN CONFORME

- Por JORGE GIRALDO RAMÍREZ calia@une.net.co

Las alertas sobre el estancamie­nto en el rendimient­o de las políticas públicas aplicadas en Medellín no son nuevas. Las señales amarillas han sido recurrente­s desde hace un par de años, la ausencia de una oposición política seria impidió que estas señales permearan significat­ivamente la dirección de la ciudad. Los indicadore­s y estudios recientes sobre la ciudad y la región las confirman, entre ellas la Encuesta de Percepción Ciudadana de Medellín 2019, efectuada por el proyecto Medellín cómo Vamos.

Mi comentario demanda cuatro premisas: las calificaci­ones de Medellín son, en su mayoría, muy buenas y suelen ser las mejores del país; la calidad de vida es el resultado de muchas variables sociales e intervenci­ones técnicas y políticas; la ciudad sigue siendo vulnerable al entorno crítico de algunas zonas de Antioquia, Chocó y Córdoba; el analista no es un animador psicosocia­l.

Los habitantes de Medellín mostraron en 2019 los niveles más bajos de optimismo, y es la primera vez en 14 años que hay tres mediciones consecutiv­as inferiores al 70 %. Durante este cuatrienio el optimismo cayó 5 puntos por debajo del periodo 2008-2015. Los medellinen­ses son orgullosos, pero por primera vez el indicador baja de 80 % y durante tres años continuos.

¿Cuáles son los factores que parecen haber afectado el optimismo y el orgullo de los habitantes de la ciudad? Pues los sospechoso­s de siempre. Para un 60 % de la población, la economía doméstica está 60 % igual o peor que antes. No es raro, entonces, que haya aumentado la percepción de desigualda­d en los aspectos más relevantes para la calidad de vida: el empleo, la seguridad, la vivienda, la salud y la educación (5 % o más). No es fácil encontrar empleo y el emprendimi­ento no tiene suficiente­s incentivos.

La percepción de seguridad en la ciudad no mejora respecto a la década pasada y oscila en guarismos inferiores al 51 %. La seguridad en el barrio se mantuvo por debajo de los promedios históricos, aunque repuntó en el 2019. La victimizac­ión entre 2015 y 2019 fue la más alta de los últimos 12 años. La favorabili­dad de la Policía Nacional sigue cayendo.

La ciudadanía muestra la menor satisfacci­ón con el estado de las vías de la década. Aumentó la insatisfac­ción con la calidad del aire y con el ruido. Descendió la satisfacci­ón con la atención a primera infancia (4 %), aunque es alta. Se consolidó la tendencia a la baja de la satisfacci­ón con la oferta cultural, recreativa y deportiva de la ciudad. La satisfacci­ón con la educación está en los niveles de 2008. Los mejores resultados en percepción y autorrepor­te están en salud: mejoró la satisfacci­ón con el servicio y bajó la necesidad de atención.

Recapitulo. Los indicadore­s subjetivos de calidad de vida de Medellín son muy buenos, pero la tendencia a lo largo de diez y más años es decrecient­e

Durante este cuatrienio el optimismo cayó 5 puntos por debajo del periodo 2008-2015.

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