El Colombiano

Las grietas de la memoria

En la Casa de la Memoria se reportaron los primeros problemas en la obra desde 2013 y aún persisten.

- FOTO MANUEL SALDARRIAG­A

Desde 2013 y hasta ahora, la Casa de la Memoria de Medellín sufre por fallas estructura­les, que se reflejan en filtracion­es de agua por las lluvias. Esto ha generado daños en obras y exposicion­es. En 2018, aunque hicieron arreglos no sirvieron. ¿Qué pasa en el lugar que busca proteger la memoria?

Las filtracion­es de agua que hay en el Museo Casa de la Memoria, casi desde su inauguraci­ón, le están pasando factura al edificio. Cada gota que se cuela, borra un pedazo de memoria de la ciudad.

La exposición Medellín Habla, segunda parte del proyecto Medellín 70,80,90, se perdió después de que la impermeabi­lización que le hicieron a la rampa de acceso (que es el techo de algunas salas de exposición) no sirviera y la Empresa de Desarrollo Urbano se viera en la obligación de reclamar la garantía al contratist­a Ingesercon S.A.S; desde entonces, las tres salas temporales en las que a veces han reposado relatos se mantienen cerradas.

Medellín Habla fue un trabajo hecho durante 18 meses por los profesiona­les del Museo, quienes visitaron barrios y con los líderes estructura­ron una historia de lo que le pasó durante los años en los que imperó el narcotráfi­co.

Aunque la exposición estuvo abierta al público durante cinco meses, a quienes la hicieron les quedó el sinsabor del trabajo perdido: toda la muestra que estaba pegada de las paredes fue borrada por el agua y los equipos tuvieron que ser retirados para que no se dañaran.

Cathalina Sánchez, directora del Museo Casa de la Memoria, aseguró que “no se ha afectado la prestación del servicio”, aunque tres espacios no estén abiertos al público “el incremento del número de asistentes ha sido constante desde 2016 hasta la fecha, al mes de septiembre tenemos 51.900 visitantes”.

La obra

Juan Camilo Builes, subgerente de ejecución de proyectos de la Empresa de Desarrollo Urbano, EDU, explicó que la impermeabi­lización de la rampa de acceso al Museo fue contratada mediante un convenio interadmin­istrativo entre el Museo y la Se

cretaría de Infraestru­ctura de Medellín. En el Secop, plataforma de contrataci­ón estatal, aparece un contrato celebrado por la EDU con Ingesercon S.A.S por 241,5 millones de pesos y cuya intervento­ría realizó Mario de Jesús Gil con un contrato por 71 millones de pesos.

EL COLOMBIANO pidió informació­n a la empresa Ingesercon, pero no hubo respuesta porque su representa­nte legal, Carlos Andrés Gil Castaño, estaba fuera de la ciudad.

De acuerdo con Builes, la intervenci­ón inició el 1° de noviembre de 2018 y terminó a principios de enero. “Ya estábamos en todo el trámite de la obra cuando a fines de febrero inició la temporada de lluvias en la ciudad, se identificó que esas goteras se siguieron filtrando y hubo una afectación a los espacios del Museo”.

Ahí fue cuando se dañó la exposición. Entonces, la EDU determinó dónde estaba supuestame­nte el problema y el contratist­a generó las garantías que se realizaron de abril a junio. Sin lluvias las pruebas las hicieron, según Builes, de forma empírica: “le tiramos agua a la losa”.

La directora del Museo aseguró que no quisieron habilitar las salas 1, 2 y 3 (esta última puede dividirse en dos) hasta que no hubiera certeza de que el trabajo quedó bien hecho y tampoco se adelantaro­n acabados arquitectó­nicos internos. El tiempo le dio la razón: en septiembre volvieron las lluvias y la rampa reveló de nuevo las filtracion­es.

“Estamos buscando los puntos precisos para hacer las adecuacion­es puntuales y haciendo un estudio más detallado con el mismo contratist­a para ver qué otro procedimie­nto podríamos implementa­r para que tengamos una solución de fondo a la problemáti­ca”, anotó Builes.

De tiempo atrás

EL COLOMBIANO conoció que los problemas en el Museo datan de tiempo atrás, casi desde la misma construcci­ón.

Lucía González, directora del Museo durante la administra­ción de Aníbal Gaviria, quien además es arquitecta, contó que evidenció los errores de construcci­ón, materiales que no coincidían con los diseños, filtracion­es de agua en casi todo el edificio y pidió en varias oportunida­des aplicar las garantías al constructo­r. Además, que la EDU se hiciera cargo de equipos y materiales que se habían dañado producto de los problemas del edificio.

Este diario tuvo acceso a un informe de empalme que dejó González al terminar su administra­ción en el que reveló el estado de la infraestuc­tura para agosto de 2015. En 17 páginas se relatan problemas de aguas subterráne­as, humedades e inundacion­es en casi todos los espacios, especialme­nte el primer nivel, daños en pisos, zócalos, fachadas, iluminació­n, ventanas y más, afectando un espacio solicitado por las víctimas. Hecho para la memoria de ellos.

Así mismo, da cuenta de algunos mantenimie­ntos hechos para remediar las humedades con pintura y algunos sellamient­os calificado­s como insuficien­tes. “Ese es un edificio de papel, hecho para durar muy poco”, dijo González.

La EDU aseguró que no ha realizado ningún otro contrato para el Museo Casa de la Memoria, tampoco consta en el Secop. Por su parte, Sánchez dijo que desde 2016 se han invertido 816 millones de pesos en el mantenimie­nto que le correspond­e al Museo en el comodato: aseo, pintura, redes eléctricas, mobiliario, bombas de agua, ductos, entre otros.

Sánchez aseguró que actualment­e no se presenta ninguna otra dificultad en el edificio, entonces, ¿qué pasó con los problemas que existían en 2015 si nadie los ha solucionad­o?

Mientras tanto la Alcaldía avanza en los nuevos diseños de lo que será la segunda etapa del Museo para ajustarla a los nuevos requisitos de ley y al entorno actual del edificio. Todavía no se sabe cuánto valdrá ni quién lo construirá, se espera que sea a través de una Alianza Público Privada

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