El Colombiano

Cuatro ancianos y un retrato de lo hostil de trabajar en el Centro.

El drama de los ancianos que, sin pensión, y con sus ventas callejeras laboran en un espacio hostil que no les garantiza una vida con dignidad.

- GUSTAVO OSPINA ZAPATA

Tienen el cabello gris o blanco, arrugas y angustia en sus miradas. Ocupan aceras, esquinas y muchos van por las calles arrastrand­o chazas, carritos o con sus manos llenas de objetos para la venta.

Si en la vida hay un “deber ser”, también existe el “no deber ser” y este podría ser el caso de muchos adultos mayores, algunos ya ancianos, que trabajan en las calles de la ciudad, expuestos al sol, los aguaceros, la insegurida­d y la contaminac­ión ambiental.

Esas marcas de lucha y sacrificio asoman en el rostro de María Albertina Ocampo, una señora de 64 años que se gana menos de $8.000 diarios vendiendo papitas, sin pensión y que tiene cuatro hijos pasando miseria en Venezuela.

Ella hace parte de los 247 adultos mayores que la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos de la Alcaldía de Medellín identificó en 2017 en situación de abandono.

Un recorrido por el Centro deja ver que las personas de avanzada edad trabajan en las ventas informales, sin garantías laborales, sin ingresos fijos, sin pensión y sin opción de retiro, pues si están allí, en la mayoría de casos, es porque carecieron de oportunida­des.

Según la Secretaría de Inclusión Social, 786.041 personas de Medellín son mayores de 50 años, y de ellas, 412.803 tienen más de 60.

El censo del Dane 2018 reveló que por cada 100 menores de 15 años que habitan la ciudad, hay 62 adultos mayores, lo que supera el promedio de Antioquia (49,5) y del país (40). Esto evidencia un “envejecimi­ento” de la población que, en muchos casos, no llegó acompañado de justicia y equidad, pues abundan los adultos mayores que hoy no gozan ni siquiera del derecho al descanso.

Catalina Arboleda Góez, directora técnica del Equipo de Personas Mayores de la Secretaría de Inclusión, precisa que su dependenci­a les brinda auxilio económico a 13.000 personas de este rango de edad en situación vulnerable. Esas 13.000 equivalen a todos los habitantes de los municipios de Belmira y Tarso juntos. Por el lado de Colombia Mayor, en la ciudad 36.048 personas mayores se benefician de un subsidio consistent­e en $160.000 cada dos meses. Otras 25.019 hacen fila para recibir el auxilio, que apenas es el 9,6 % del salario mínimo legal vigente ($828.116).

Dice Bernardita Pérez, abogada constituci­onalista y docente de la U. de A., que “cuando un anciano tiene que trabajar, contra su voluntad, para ganarse la vida, para sobrevivir, es porque la sociedad está postrada, con los valores invertidos”

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