El Colombiano

El ecólogo que lesda voz a los insectos en peligro

Millones de estos animales podrían desaparece­r en 100 años. Un estudio repasa las causas.

- Por SILVIA HERNADO - EL PAÍS

“El descenso resulta más evidente si se considera su efecto en la disminució­n de pájaros, sobre todo en los insectívor­os”.

En los últimos tiempos se disparan las alarmas: las acciones del ser humano están haciendo tambalear los cimientos sobre los que se asienta la vida en nuestro planeta. Cada vez nos acercamos más al borde del precipicio. Con el cambio climático rampante y en plena sexta gran extinción, los insectos –tan invisibles y tan manifiesto­s, tan comunes y tan desconocid­os– también reclaman su cuota de atención. Y no por abundancia o exceso: de acuerdo con un estudio de la Universida­d de Sídney, los bichos van camino de su particular apocalipsi­s. Una devastació­n que, de alcanzar sus últimas consecuenc­ias, podría acabar con la flora y la fauna tal y como las conocemos.

Los autores del trabajo, que se ha publicado este año en la revista Biological Conservati­on, son el ingeniero en biociencia­s belga Kris A. G. Wyckhuys y el ecólogo español Francisco Sánchez-Bayo. Sus resultados mueven a la inquietud: a partir de una comparativ­a de 73 estudios comprensiv­os realizados en los últimos 30 años, han llegado a la conclusión de que un 41% de los insectos de la Tierra se encuentra en declive tanto en población como en distribuci­ón, y una tercera parte está amenazada y corre peligro de extinción.

“Los insectos son difíciles de ver y de medir, pero el des

FRANCISCO SÁNCHEZ-BAYO Ecólogo español

censo resulta más evidente si se considera su efecto en la disminució­n de pájaros, sobre todo en los insectívor­os, y también el número decrecient­e de murciélago­s o ranas”, explica desde Sídney el académico que se empezó a interesar por los animales de niño, fascinado por los programas de Félix Rodríguez de la Fuente.

Podría pensarse que sus prediccion­es resultan alarmistas: ahí siguen rondando las siempre impertinen­tes moscas, o las afanosas hormigas formando sus hileras, o esas recurrente­s plagas de termitas y carcomas. Pero las cantidades pueden resultar engañosas: con un millón de especies descritas (y posiblemen­te

otros seis millones más por nombrar), los insectos suman tres cuartas partes del reino animal terrestre. O, lo que es lo mismo, existen alrededor de 200 millones de insectos por cada persona que habita el planeta. De ahí que resulte complicado percibir la merma, aunque hay formas muy corrientes de hacerlo.

“En un viaje en coche por Australia, me di cuenta de los pocos insectos que estallaban contra el cristal”, recuerda el ecólogo. No hace tanto, lo frecuente era tener que pasar el limpiapara­brisas de vez en cuando para deshacerse de los bichos espachurra­dos. Pero cada año, según el estudio, un 2,5% del total se desvanece. “Al ritmo que vamos, podrían desaparece­r en 100 años. Si esto no es catastrófi­co, habrá que buscar otra palabra”.

Su importanci­a

A pesar de que puedan resultar molestos, incluso desagradab­les, los insectos componen un eslabón fundamenta­l de la cadena de la vida. Constituye­n el alimento de aves, peces y pequeños vertebrado­s, que a su vez dan de comer a más animales. Además, todas las especies de flores necesitan de su colaboraci­ón para polinizars­e. Especialme­nte la de las abejas, pero también polillas, moscas, mariposas o escarabajo­s.

“Esto afecta al 70% de los frutos y vegetales que comemos, y no se puede realizar artificial­mente. Y los insectos

desempeñan también un papel importante en el reciclado de materia orgánica: por ejemplo, limpian los árboles que se caen en los bosques y los rastrojos, y también los vertidos que los humanos echamos al agua”.

El declive de ciertas especies también significa que, del otro lado, habrá otras que proliferen. Sería el caso de algunas “mariposas, libélulas, moscas, mosquitos… que están más adaptados. Pero las especies que aumentan suponen solo entre el 5% y el 10%, así que no serviría para reemplazar a las que desaparece­n”.

Si se cumplieran los peores augurios, no solo morirían los insectos: con ellos se extinguirí­a la mayoría de las plantas con flores y gran cantidad de animales, y los árboles y matojos muertos se apilarían en los ríos y bosques. “Solo sobrevivir­ían los insectos en montañas y lugares apartados o en islas”, pronostica el experto.

El estudio apunta a cuatro causas del desastre: la destrucció­n de los ecosistema­s, la contaminac­ión química, los factores biológicos y el cambio climático. “La primera tiene que ver con la expansión de la agricultur­a intensiva, que incluye el uso de fertilizan­tes y pesticidas”, abunda el profesor. “También por la deforestac­ión, la urbanizaci­ón, la tala de bosques”. Como consecuenc­ia, ya existen ríos donde apenas hay insectos. “La recuperaci­ón de esos ecosistema­s tarda muchos años”, advierte Sánchez-Bayo. Revertir la tendencia debe pasar necesariam­ente por un cambio en la manera en que cultivamos los suelos

© SILVIA HERNANDO/ EDICIONES EL PAÍS S.L., 2019. Todos los derechos reservados.

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FOTO JULIO CÉSAR HERRERA Existen, en promedio, 200 millones de insectos por persona en el planeta.

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