“El sistema penal en casos de abuso es inoperante”
El miedo a enfrentar el relato es en ambos sentidos. A los niños les da temor contar que han sido víctimas de abuso sexual, mientras tanto, los familiares, e incluso profesionales como los docentes, tienen miedo de enfrentar los testimonios y, en ocasiones, no quieren preguntar. El año pasado ingresaron a los registros de las autoridades de Medellín 2.130 denuncias de abuso sexual infantil. En lo que va de 2019 la cifra ya asciende a 1.515.
Prevenir este delito es uno de los propósitos del foro de prevención “Yo Los Protejo, ¿y tú?” del programa Tejiendo Hogares de la Alcaldía de Medellín y otras entidades, que va hasta hoy en Plaza Mayor.
Para entender mejor porqué el testimonio del niño es crucial en la judicialización, EL COLOMBIANO dialogó con Luis Jesús Prada, médico forense del Instituto Nacional de Medicina Legal y uno de los participantes del certamen.
¿Por qué es fundamental el relato de los niños tras un caso de abuso?
“Es importante hacerle duelo a una experiencia tan traumática como el abuso sexual, pero siempre a partir de las palabras. El silencio es fantasía, así es difícil hacer duelos. En el abuso sexual es importante que el niño pueda poner en palabras todo lo que pasó, por eso la terapia en grupos funciona mejor que la individual, allí ellos entienden que no están
solos, que hay otros niños a los que les ha pasado, pueden compartir sus experiencias y esto va a ayudar a la reparación del niño”.
¿Pueden estos relatos verse afectados por la presión de la familia o del victimario?
“A estos niños muchos los van a entrevistar: la familia, el colegio, en procesos terapéuticos, instituciones de protección, de salud, de justicia. Eso podría contaminar una historia, introducir algunas cosas que la distorsionan. Sin embargo, más que el número de veces que es entrevistado un niño, es más importante el contexto en el que es escuchado. Si es escuchado con absoluto respeto, consideración y solidaridad, esto le ayuda y es muy terapéutico. El principio general es el que el niño sea entrevistado el menor número de veces y que tenga que hacer el menor número de desplazamientos”.
El forense Luis Prada, ponente del foro de prevención del abuso que termina hoy en Medellín, habla de los retos institucionales.
¿Qué hacer con los casos que no se judicializan?
“Sobre todo en lo penal, hay que abordar los casos y ponerse de acuerdo en las instituciones para atenderlos con una visión de protección, más que de judicialización. El sistema penal para estos casos es bastante inoperante. Por eso, cuando atendemos un caso con esta visión, preguntamos más, diagnosticamos más y se protege más. Cuando atiendo un caso solo pensando en meter a la cárcel a alguien, pre
gunto poco, se judicializa menos y poco se protege”.
¿Cómo pueden las instituciones educativas de Medellín prepararse mejor para atender casos de abuso?
“Hace 28 años, cuando yo empecé a trabajar en esto, jamás me llegaron casos de un colegio. Hoy todos los días llegan muchos casos de distintos colegios. Ha habido una revolución positiva, los profesores cada día escuchan más, también están obligados a reportar. Hace 30 años no había psicólogos en los colegios, ahora la mayoría cuentan con este personal, una herramienta muy buena de conocimiento y de reporte. Cada vez nos hemos integrado más las instituciones, incluso, con el ecosistema educativo”.
A los padres que temen escuchar los relatos de abuso, ¿cómo prepararlos para ser un entorno protector?
“Creemos que el abuso es un problema que no tiene nada que ver con uno. Y el abuso tiene que ver con todas las familias, es una cosa que quizás nos toca a todos. Es mejor entender esa realidad para mejorar la comunicación con el niño. Si yo soy un padre que no utilizo el castigo en la crianza, si no golpeo a mi hijo, es posible que el niño me cuente del abuso sexual si lo vive. Hoy, en Colombia, muchas familias utilizan el castigo físico, eso no les va a ayudar para que los hijos les cuenten este problema”.
¿Cómo ve las rutas de atención en la ciudad?
“Hay un avance enorme. Las instituciones se están articulando bastante bien. La empresa privada está interesada y participa mucho en estos procesos y en los programas del municipio. Cada vez hay más profesionales que estudian el tema y lo hacen mejor. También hay mejores intervenciones en salud y protección”.
Usted dice que el abuso parte la vida en dos. ¿Cómo sanarla?
“Sí, hay un antes y un después. Tuviste una herida, esto deja una cicatriz. Pero vivimos con cicatrices. La vida no terminó. Hay que empoderar al niño, ser solidario con él, respetuoso, esto le va a ayudar a hacer el duelo a esta experiencia traumática y a sobrevivir con ella”