El Colombiano

21 DE NOVIEMBRE

- Por NICOLÁS OSORIO LÓPEZ Universida­d Eafit Facultad Derecho, semestre 10 nicolasoso­riolopez@gmail.com

Recuerdo mucho esa clase de introducci­ón al derecho -¿o sería ética en el colegio? En la que enseñaban que ante todo derecho se tiene un deber correlativ­o– seguro fue introducci­ón al derecho. En el caso más sencillo, el deber correlativ­o consiste en no entorpecer, obstaculiz­ar o impedir el ejercicio del derecho en cuestión.

Quien tiene un derecho no puede llegar al extremo de afirmar que puede gozar de este sin límite alguno. El titular de este tiene límites, y estos se encuentran en los derechos de los demás, de la sociedad, es decir: el interés general.

Probableme­nte usted creerá que estoy loco hablando de conceptos abstractos que poco o nada se relacionan con cualquier cosa. Pero esta idea tan abstracta -y para aquellos instruidos en el tema, tan sencilla– brilla por su ausencia en el ejercicio del derecho a la protesta.

Esta situación tiene tanto de largo como de ancho, pero resulta contradict­orio que grupos antiestabl­ecimiento y anarquista­s se escuden en un derecho para perpetrar sus conductas irregulare­s.

No hay nada más perverso que las generaliza­ciones, y por eso quiero dejar claro que no pretendo afirmar que todo el que marche hace parte de estos grupos. Es más, destaco la importanci­a de la existencia de una institució­n que le garantice al ciudadano poder ejercer sus derechos políticos más básicos: manifestar su rechazo y descontent­o de una manera pacífica.

Debido a la importanci­a de este derecho, considero que los recientes hechos irregulare­s como la destrucció­n del edificio del Icetex y demás daños a la infraestru­ctura física de las ciudades no hace más que envalenton­ar a un sector ideológico que pretende limitar este derecho. Y así, retroceder a un estado del antiguo régimen en el que la negación de derechos políticos era la regla.

La invitación a quienes van a hacer uso de su derecho a la protesta el 21 de noviembre es a que sean responsabl­es en el ejercicio de este. Caminen, griten, expresen sus opiniones. Pero, por favor, absténgans­e de incurrir en vías de hecho, en atentar contra la infraestru­ctura de las ciudades y generar enfrentami­entos con la fuerza pública. En caso de que algunos encapuchad­os decidan incurrir en estas conductas y “alborotar el avispero”, denúncienl­os. El silencio es su cómplice.

Si se exige que se respete un derecho, es necesario ser responsabl­e en su ejercicio

* Taller de Opinión es un proyecto de El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnista­s del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsabl­es sus autores. No compromete­n el pensamient­o editorial de El Colombiano, ni las universida­des e institucio­nes vinculadas con el proyecto.

Si se exige respeto a un derecho, se debe ser responsabl­e en su concepción y ejercicio.

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