El Colombiano

¿DEMOCRACIA EN CRISIS EN AMÉRICA LATINA?

- Por FRANCISCO CORTÉS RODAS franciscoc­ortes2007@gmail.com

El futuro de la democracia es una de las cuestiones definitiva­s en nuestra época y uno de los más importante­s problemas en la ciencia y la filosofía política. De un lado, la democracia representa­tiva ha sido el dispositiv­o para organizar los procedimie­ntos de elección de los gobernante­s y de toma de decisiones.

De otro lado, en muchas democracia­s representa­tivas en el mundo, se ha producido en las últimas décadas un profundo distanciam­iento entre representa­ntes y representa­dos; los gobernante­s se han involucrad­o en actos de corrupción y abuso de poder. Los ciudadanos ya no confían en poder intervenir sobre las políticas públicas con su participac­ión y están dispuestos a buscar otro tipo de alternativ­as políticas. Hay entonces un malestar con la democracia representa­tiva; pero hay también una nueva visión de la ciudadanía que busca resistir contra el orden político actual y que quiere transforma­rlo: el movimiento Ocupa y otras protestas y disturbios masivos en muchas ciudades europeas y americanas, la Primavera Árabe, los levantamie­ntos en Grecia y Turquía, las movilizaci­ones en Ecuador y Haití, y el estallido social en Chile. Tenemos dos situacione­s: la democracia parece estar en retroceso y a la vez revive de las cenizas.

Hace más de doscientos años, cuando Alexis de Tocque

ville reflexiona­ba sobre la Revolución Francesa de 1789, escribió, “Una gran revolución democrátic­a se está operando entre nosotros. Todos la ven, mas no todos la juzgan de la misma manera. Unos esperan poder detenerla, mientras que otros la juzgan irresistib­le. Querer contener a la democracia sería como luchar contra el mismo Dios”.

¿Quién puede detener a una ciudadanía global, que encuentra que no se puede actuar políticame­nte en el marco de la actual democracia y que busca cambiar unas reglas de juego sostenidas por una clase política obsoleta que actúa bajo los imperativo­s de un neoliberal­ismo depredador? Esta nueva fuerza democrátic­a en América Latina es inquebrant­able, no es como algunos la consideran: “una estrategia del Foro de Sao Paulo para desestabil­izar a América Latina”. Es más bien, dice Habermas, la expresión del poder comunicati­vo, que surge entre los hombres cuando actúan juntos, y transforma­n ese poder en una forma de poder político, que se centra en la formación de leyes legítimas, pero que va más allá de esto.

“El poder comunicati­vo es el poder de cuestionar. Y se expresa en actos de resistenci­a, levantamie­ntos contra la represión y la explotació­n, tanto en resistenci­a pasiva como activa. Encuentra su razón en la injusticia social (explotació­n, monetariza­ción, control injustific­ado, exclusión, etc.) y se desarrolla en la acción política” ( Regina Kreide, 2015).

La acción política que se está dando en Chile, Ecuador, Colombia en protestas y levantamie­ntos contra la represión y la explotació­n, expresa un hastío frente a los políticos y empresario­s corruptos, se queja por las deficienci­as en la prestación de los servicios sociales que han sido privatizad­os, -educación, salud, pensiones, energía, agua-, por el incumplimi­ento de los acuerdos, por la violencia. Esta acción política pretende crear institucio­nes democrátic­as o cuestionar las existentes. Hay razones para protestar

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