Un científico que dibuja las aves colombianas
El trabajo de Fernando Ayerbe es parte de un mapeo digital que registra el 98 % de avifauna del país.
Este ornitólogo nacido en Bolívar, Cauca, es un científico particular. Aunque nunca estudió arte, un día decidió ayudar a una colega a dibujar aves de los humedales costeros de La Guajira y así fue educando la mano hasta hacerse ilustrador de aves.
Fernando Ayerbe Quiñones, biólogo de la Universidad del Cauca, es el autor de la Guía ilustrada de la avifauna colombiana de la Wildlife Conservation Society (WCS), de la que el 8 de noviembre se lanzó la segunda edición, también en inglés, y que se usó como insumo para la construcción de los mapas digitales que ubican al 98 % de la avifauna colombiana que el Instituto Humboldt presentó en el portal BioModelos la semana pasada.
Incluso desarrolló una metodología particular para sus ilustraciones. En este libro cada ave está dibujada con acuarelas y luego digitalizada para plasmar el color más ajustado a la realidad. EL COLOMBIANO conversó con el biólogo-ilustrador sobre ambas publicaciones.
Usted es un científico diferente, es ilustrador. ¿Qué metodología usó para desarrollar sus ilustraciones?
“Como los ornitólogos vemos aves todos los días, las proporciones de los animales están muy bien marcadas en nuestra mente. Además como permanecemos en colecciones científicas tenemos claros detalles como el número de plumas, conocemos las formas de las patas, cuántos dedos tienen hacia atrás y demás minucias que si uno no los tiene en cuenta, la
ilustración no queda al gusto de un ornitólogo. Mi metodología fue hacer una silueta que quede con las proporciones lo más parecidas posibles a la vida real y de perfil, porque así se ven todas sus partes. Si se dibujan de pecho no se verá cómo es el color de su espalda, por ejemplo. Este formato es muy bueno para guías y te permite comparar mejor lo que estás viendo en campo con la ilustración. Estas ilustraciones se basan en varias cosas, la imagen del ave que uno tiene en su mente, las fotografías que existen de publicaciones o redes sociales del ave, otras guías de campo y la visita a colecciones científicas porque así se pueden tener las aves en la mano, se pueden ver sus proporciones, colores exactos, plumas y disposición de escamas en las patas. En el caso de colibríes es muy útil porque la coloración varía de acuerdo al ángulo de luz, entonces en las colecciones puede detallarlas en el ángulo exacto que uno necesita para que los ejemplares queden con la misma luz o intensidad de color y cuando no hay ni ejemplares de colecciones ni nada, queda recurrir a descripciones de especies muy raras y dibujar con respecto a lo que se ha descrito del animal”.
En la guía de aves, está el nombre científico, en inglés, en francés, alemán y el espacio en blanco para que cada pajarero ponga el que quiera. ¿Por qué? ¿Varían mucho dependiendo de la localidad?
“Ese es el punto más fuerte en la guía, porque, hay nombres estandarizados, en inglés, alemán, francés y el científico por supuesto, pero en español no pasa así. En Antioquia le dicen
pinche al llamado gorrión en el Cauca y Nariño, y copetón en Bogotá. ¿Cómo llamarlo en la guía? No puedo priorizar uno sobre otro porque estaría irrespetando el conocimiento que tiene la gente de una región determinada del país. Y ni hablar de los nombres de lenguas indígenas, porque una guía de avifauna colombiana también tiene que ir dirigida a las comunidades indígenas, sus lenguas están vivas todavía. En Colombia tenemos 65 y yo cómo voy a ponerle un solo nombre en lengua indígena. Es absurdo. Cuando se buscan nombres de aves que sean estandarizados para Sudamérica se pone uno en lenguas indígenas y muchas veces son de lenguas Tupi-Guanarí del sur de Brasil o de Uruguay o Argentina. Y asumen que es el que deben usar los indígenas en Colombia. Cada población tiene el suyo. En el país una especie puede tener más de 60 posibilidades, de ese tamaño es la diversidad”.
Sobre nuevos mapas digitales lanzados por el Instituto Humboldt, ¿por qué son importantes?
“Por fin los colombianos tienen acceso libre y gratuito a mapas interactivos para hacer los análisis que los biólogos siempre soñamos. Gracias al Humboldt, a la curaduría de expertos, y a que teníamos mapas depurados de alguna forma en la Guía ilustrada de la avifauna colombiana, quien desee podrá superponer capas de bioinformación geográfica para hacer análisis múltiples en los temas que quiera. Por ejemplo la distribución de las especies de acuerdo con una capa de áreas protegidas de Colombia, de áreas mineras, de áreas amenazadas por deforestación. Con ellos se puede saber qué especies hay en cualquier cuenca del país y así mismo qué se requiere para conservarlas. Las libertades para hacer análisis van a ser tremendas”