“Nos falta cuidar más a los niños”: Primera Dama
A 20 días de terminar su gestión. Margarita Gómez Marín, Primera Dama de Medellín, hace balance de los logros conseguidos en materia de niñez.
En su despacho y a sus espaldas, como en un mural gigante, Margarita Gómez Marín tiene instalado un retrato familiar pintado por su hijo Emilio cuando tenía 6 años.
Lo hizo para el Festival Buen Comienzo de 2016, que estuvo ambientado en los dibujos de los niños. Desde eso la Primera Dama conserva la pintura, que podría resumir la que fue su prioridad en los últimos cuatro años: la infancia y las familias.
Desde su programa Tejiendo Hogares, dice, trabajó en estrategias que permitieran replantear los modelos de crianza basados en el maltrato y la violencia. La premisa es que las ciudades se transforman desde los hogares.
Esta es una dependencia pequeña, ¿qué fue lo más difícil de sortear?
“El despacho de la Primera Dama no hace parte de la estructura administrativa de la Alcaldía de Medellín, pero aquí hay ganas e interés. Hacemos toda la gestión a través de las distintas secretarías y hemos contado con el apoyo del sector privado y otras organizaciones que han trabajado por la infancia en la ciudad como Cariño y FAN. No hubo barreras para lograr lo que queríamos”.
Acaban de inaugurar el Jardín Buen Comienzo en el Museo de Antioquia, ¿cómo va ese proceso?
“Es un jardín con una connotación especial, el primero en el mundo al interior de un museo. Busca atender las necesidades puntuales de esos papás que trabajan en el sector, como venteros ambulantes, mujeres que están en el ejercicio de la prostitución, personas que llegan a trabajar al Centro y que por sus condiciones de vida no tienen con quién dejar a los niños y tienen que traerlos a estas zonas. Queremos evitar que los niños sigan expuestos en la calle a tantas situaciones de riesgo. Allí acogimos a 50 niños”.
Hace énfasis en la familia, ¿siente que sí hubo una transformación?
“Creo que sí, hoy tenemos muchos padres, agentes educativos y cuidadores más sensibles, que ya no gritan, que paran antes de dar un golpe, que no utilizan el castigo como una herramienta de crianza. Oyendo los testimonios de los papás nos hemos dado cuenta de que las familias han cambiado. Hemos evaluado los talleres y estoy convencida de que así es. En este cuatrienio formamos a 47.757 familias”.
Se suele criticar la lentitud del sistema judicial en los casos de abuso, ¿cómo hacerlo más eficiente?
“Dentro de la estrategia de prevención una parte crucial ha sido articularnos con esos actores que atienden. A través de un foro que tenemos y muchos espacios les entregamos a estas instituciones herramientas para mejorar la atención y que los niños no sean revictimizados. Herramientas que hagan que no sean indiferentes, que se conecten con el dolor de los niños y sus familias. Trabajamos con la Fiscalía para que les dé prioridad a estos casos, ahí hay retos. Dejamos funcionando el centro especializado Cuidamos para sanar, un espacio en el que convergen distintas entidades para ofrecer servicios de atención en salud, denuncia y restablecimiento de derechos”.
¿Cuál es el balance en las instituciones educativas,
“La escuela y la familia son una llave que nunca se puede debilitar. Los papás necesitamos a los maestros y los maestros necesitan a las familias para educar a los hijos. Ha sido una ganancia, hicimos 1.700 talleres en educación emocional. Con el programa “Aprendiendo a cuidarme” llegamos con herramientas de prevención y formamos a 54.000 personas”.
En el 92% de los casos, el victimario está en el portarretrato de la sala, ¿cuál es el mensaje entonces?
“Del abuso sexual infantil hay que hablar de manera natural, sin tapujos, llamando las cosas por su nombre. Hay que enseñarles a los niños a cuidarse para que ellos entiendan una realidad dolorosa, no para traumatizarlos, sino para que identifiquen una situación que no está bien. Además, que tengan la confianza de decírselo a sus padres. Hay que creerles a los niños, ellos no tienen porqué mentir”.
¿Cuál es el llamado a la próxima administración?
“Es muy importante que no se deje de pensar en las familias. A partir de ahí es donde logramos las transformaciones. En este cuatrienio iniciamos un trabajo que no se puede abandonar. Los papás necesitamos orientación. Los niños siguen estando solos, necesitamos padres presentes pero también una administración que se comprometa a acompañar a las familias”