Llegó el momento de agitar las maracas y cantarle al Niño Dios
Esta tradición que se creería universal solo se realiza en Colombia y en otros dos países. Comienza hoy.
“Putativo, por ejemplo, en la frase ‘padre putativo de Jesús’, se ha cambiado por adoptivo”.
En diciembre se pregona con entusiasmo por todos lados la oración “Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres”, que es posible que usted haya memorizado y sepa con exactitud las frases que continúan el párrafo. Las novenas son así: con ritmo y pegajosas. Incluso las personas que no profesan la religión católica las habrán escuchado por todas partes y sabrán también como tararear uno que otro villancico.
¿Por qué novena?
Ese nombre, además del hecho obvio de un rito que se celebra durante nueve días consecutivos, se le dio porque evoca los nueve meses de embarazo de María y los nueve días que María y José tardaron caminando desde Nazaret hasta Belén.
De hecho cada uno de ellos hace alusión a un momento importante en el embarazo de la Virgen y en el recorrido que tuvieron que realizar de una ciudad a otra.
Por ejemplo, en los primeros días se anuncia la llegada del Arcángel San Gabriel y la noticia de la encarnación del hijo de Dios en la tierra de los hombres, y en los últimos se cuenta la llegada a Belén y el nacimiento del Niño Dios en las humildes condiciones de un pesebre, al lado del buey y del heno, el día 24 a medianoche. Cabe aclarar, que existen otro tipo de novenarios con otras temáticas que se realizan en diferentes países de acuerdo a las tradiciones religiosas establecidas.
La historia
La primera versión de la novena fue publicada por la Imprenta Real de Santa Fe, en Bogotá, y la escribió el fraile Franciscano Fernando Jesús Larreo en 1784, con la intención de que niños y adultos conocieran la historia de la peregrinación de los santos hacia Belén y entendieran la humildad del Niño Dios que decidió nacer en un pesebre para que lo sintieran de cerca los más humildes.
Gregorio Henríquez, antropólogo e investigador, explica que, aunque comúnmente se cree que esta tradición es universal por hacer parte de una religión con feligreses en todo el mundo, solo se realiza en Ecuador, Colombia y Venezuela, y en remotos lugares alrededor de Latinoamérica donde han llegado las costumbres desde estos tres países.
En México, se realiza algo similar. La lectura de las novenas no es la protagonista de la reunión, como en Colombia. En ese país se les llama Posadas y las personas van tocando las puertas de sus vecinos y pidiendo asilo en los hogares cercanos, recreando las travesías de José y María antes del nacimiento de Jesús.
Las transiciones
Como la mayoría de las costumbres religiosas, las novenas se han ido modificando con el paso del tiempo. La primera adaptación la hizo la madre María Ignacia, en el siglo XIX, cuando le agregó los gozos y tradujo del francés la oración del Niño Jesús para añadirla al novenario. Gonzalo Suárez, investigador de estas tradiciones, explica que se le han modificado palabras con la intención de que la gente logre comprenderlas mejor y se adapte al vocabulario empleado por la generación. “Putativo”, por ejemplo, en la frase “padre putativo de Jesús”, se ha cambiado por “adoptivo”.
Además, la tradición se ha ido arraigando de diferentes modos dentro y fuera del país. En Santander, Cecilia Hernández, de 71 años, ha asistido a la iglesia a las cuatro de la mañana durante toda su vida en esta época del año para celebrar las novenas. Como ella, muchos santandereanos de diferentes edades comparten esta tradición como muestra de sacrificio y reflexión.
Por otro lado, las novenas que en el siglo XVIII comenzaron realizándose en las iglesias y en ambientes silenciosos, se han convertido en celebraciones animadas por los villancicos y en motivo de reunión donde familias y amigos se integran para compartir una serie de alimentos y actividades en torno a la festividad.
Gonzalo Suárez afirma que es “un hecho que ha ido tomando fuerza con el pasar de lo años y que ha modificado el ambiente de reflexión y silencio sin perder el sentido de acto religioso”. !Ven, ven, ven no tardes tanto”.