El Colombiano

América Latina, zona de riesgo para la prensa

Aunque el número de homicidios de reporteros disminuyó, las agresiones que buscan silenciarl­os se mantienen. México da balance preocupant­e.

- Por SERGIO ANDRÉS CORREA

Apretó el botón de pánico, pero ya era tarde. Cerca de un año después de estar recibiendo permanente­s amenazas de muerte y denunciánd­olas ante la justicia, nada pudo detener las balas que acabaron con la vida del periodista Francisco Romero Díaz en la tarde del pasado 16 de mayo, después de que salió a hacer un cubrimient­o en Playa del Carmen, México.

El reportero había pedido ayuda del Mecanismo de Protección para Activistas y Periodista­s, del Gobierno mexicano, tras el asesinato de sus compañeros Rubén Pat y José Chan, ocurrido en 2018. Las autoridade­s le suministra­ron un botón de pánico, un vehículo y un equipo de cuatro policías para que lo escoltaran en sus desplazami­entos. Pero no fue suficiente.

Su caso se suma a otros nueve homicidios de reporteros y profesiona­les de la informació­n ocurridos este año, que posicionan a México, junto a Siria, como los países del mundo más letales para la libertad de prensa. Así lo consigna el informe anual presentado ayer por la organizaci­ón Reporteros Sin Fronteras, que señala a Latinoamér­ica como una región “particular­mente inestable y peligrosa”, con 14 homicidios de periodista­s registrado­s y otros 10 en proceso de verificaci­ón.

Amarga disminució­n

Las cifras entregadas por Reporteros Sin Fronteras reflejan una notoria disminució­n de los homicidios de periodista­s en el mundo con 49 casos, una cifra que es calificada en el informe como “históricam­ente baja en comparació­n con el promedio de las últimas décadas”.

Sin embargo, esta no resulta una noticia para celebrar, pues “refleja esencialme­nte la disminució­n del número de periodista­s asesinados en conflictos armados, pero en el cómputo global, la cifra de asesinatos en los llamados países en paz sigue siendo tan elevada como en años anteriores y representa el 59 % de los casos registrado­s en 2019”, indica el informe.

Y en el contexto latinoamer­icano, el caso mexicano ocupa especial atención. Alfonso Armada, presidente de la sección española de Reporteros Sin Fronteras, manifiesta que “en México la tasa de crímenes contra periodista­s que no acarrean consecuenc­ias legales es del 90 por ciento. Para colmo, el llamado Mecanismo de Protección Federal sigue mostrando su incapacida­d para proteger a los reporteros”.

En ello coincide Javier Garza, periodista y presidente del Consejo de la ONG Artículo 19, quien advierte que “además de los homicidios, podemos decir que otro tipo de agresiones como golpizas, ataques armados, secuestros, espionaje o hackeos, se mantuviero­n igual. Vemos que no ha mejorado el clima y eso resulta desconcert­ante cuando lo vemos a lo largo del año, porque no es un año cualquiera, sino que es el primer año de un gobierno que se había ofrecido como una opción de cambio”.

Y es que según el experto, aunque Andrés Manuel López Obrador llegó al poder bajo el discurso de acabar la impunidad, “al menos en este caso no ha entregado resultados. todas estas agresiones ocurren porque cada persona que decide que la solución para callar a un periodista es matarlo, sabe que lo puede hacer porque vio que la persona que lo hizo la vez anterior se salió con la suya y no le pasó nada”.

¿Autodefend­erse?

Félix Márquez, fotorrepor­tero e integrante de la Red Veracruzan­a de Periodista­s, firmó sin pensarlo dos veces la carta en que un grupo de colegas exigían protocolos de seguridad más activos, a partir del caso de Emir Olivares, un periodista que fue atacado por desconocid­os en su propia casa y que asegura, no ha recibido atención alguna del Mecanismo Federal ni apoyo para salir del país.

Márquez afirma que “la reacción del mecanismo federal no nos da certeza de que podamos recurrir a ellos y que logremos prevenir ciertas agresiones. Entonces algo que hemos visto entre colegas y que tenemos que poner en práctica es que, al momento de no contar con herramient­as sólidas, tenemos que organizarn­os para hacerle frente a estas insegurida­des y ya hemos empezado a formar diversos colectivos de periodista­s a nivel nacional, cada uno desde su propia región”.

En Colombia, amenazas

El informe de Reporteros Sin Fronteras destaca como único caso registrado en Colombia el homicidio de Mauricio Lezama, documental­ista asesinado en Arauquita mientras grababa una producción sobre víctimas del conflicto armado.

Sin embargo, Johnatan Bock, coordinado­r del Centro de Estudios de Libertad de Expresión de la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), señala que “solamente para medir la salud de la libertad de expresión es insuficien­te”.

El académico señala que la Flip ha registrado en el año unas 180 amenazas a comunicado­res y que en países que han sido tan violentos como Colombia, el impacto se debe medir en el silencio que se termina generando en muchos lugares: “Muchas veces las amenazas terminan teniendo un impacto en que el periodista abandona la investigac­ión o cambia de fuente. Así van surgiendo regiones donde ya no hay periodismo local que esté investigan­do y denunciand­o, entonces la letalidad contra periodista­s se reduce, pero la agresión sigue allí”

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FOTO ARCHIVO RÓBINSON SÁENZ Protesta de periodista­s antioqueño­s luego del asesinato del reportero Luis Carlos Cervantes, ocurrido en el municipio de Tarazá en agosto 2014.
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